viernes, 8 de agosto de 2008

INTERESES ESPURIOS

INTERESES ESPURIOS
* Alvaro Kröger


Hace unos meses la planta de biodiesel de la Intendencia de Paysandú, fue cerrada. Las razones del tal cierre fueron, ciertamente, lógicas pero con un mínimo de conocimientos de la fabricación de biodiesel y una cierta dosis de humildad, dicho cierre no se hubiese producido.

Esta planta fue pionera en la fabricación de biodiesel en el país, y los que estamos interesados en el tema seguimos su instalación y proceso de fabricación con muchísimo interés.

Varios de nosotros nos comunicamos con los responsables de la planta y dimos nuestra opinión sobre cada uno de los pasos, ya que todos los que lo hicimos tenemos experiencia en la fabricación de este combustible de alternativa, totalmente nacional, no contaminante y barato.

Las causas del cierre de la planta fueron varias, pero la que detonó el tema fue la corrosión en las bombas de inyección de los vehículos por contener el biodiesel restos de soda caústica, que es uno de los elementos necesarios para la transesterificación.



Tanto el que escribe, como otros operadores privados nos enteramos de que biodiesel no se lavaba, le advertimos a los responsables de la planta de que ese era un paso totalmente necesario. Estas personas, en un tono un tanto soberbio, nos contestaron que estaban haciendo biodiesel según las especificaciones del Sr. Carlstein, proveedor de la unidad de producción y acérrimo enemigo del lavado del producto.

Quien haya trabajado con productos químicos a escala industrial sabe dos cosas: a) pasar el umbral del laboratorio a fábrica implica saltar una gran brecha y ocurre lo mismo a la inversa. Es decir lo que en laboratorio puede ser algo genial, en fábrica es un desastre y lo que en fábrica puede ser algo excelente cuando va al laboratorio no cumple ni una de las especificaciones impuestas; y b) el 90% de los productos químicos son poderosos tóxicos o elementos explosivos o agresivos para el hombre.

Teniendo en cuenta esto, todo aquel que haya tenido la responsabilidad de la producción de algún producto químico marca una serie de pasos a seguir: 1) investigación de laboratorio; 2) investigación de planta a nivel piloto, con los ajustes siempre necesarios y 3) fabricación a escala de planta haciendo los ajustes de la investigación piloto.

Las recetas, tipo Doña Petrona, en química industrial no funcionan, ni siquiera haciendo el mismo producto repetidas veces, porque las materias primas varían, las condiciones de fabricación varían e incluso varía la experiencia del operador. Se desprende de todo esto que es necesario analizar cada partida nueva de materias primas para determinar las diferencias y actuar en consecuencia.

Es así que por no escuchar a gente que tiene experiencia en la fabricación de biodiesel, y que se ha roto las guampas repetidas veces y ha solucionado los problemas aplicando el sentido común (que lamentablemente es el menos común de los sentidos) la planta de Paysandú fue cerrada.

Han intervenido en este cierre intereses espurios. La Ing. Grompone, prestigiosa catedrática de la Facultad de Química, pero con intereses proclives a cierto sector industrial ha manifestado que:


Es un milagro que la planta no haya explotado.
Que el biodiesel se fabrica con etanol y no con metanol
Que el metanol es tóxico
Que la planta de Paysandú debía ser operada por la Universidad de la República.
Llama la atención las manifestaciones de tan calificada científica, indicándonos que sus dichos son totalmente subjetivos y esconden esos intereses espurios de los que hablábamos porque:


en ciencia y tecnología los milagros no existen, y la planta no explotó porque se hizo un manejo conciente del metanol.
desconoce las propiedades del metanol para la fabricación del biodiesel; si bien es posible fabricarlo con etanol, la utilización del metanol hace un producto con el máximo de transesterificación por el largo de su cadena
El metanol es tóxico , pero manipulado con el equipo apropiado es inocuo. En todo caso es el etanol tanto o más tóxico que el metanol; si alguien quiere hacer la prueba puede tomar 1/2 litro de vodka y tiene asegurado un coma etílico.
La operación de la planta de Paysandú por la Universidad, será una fuente de viáticos inagotable.
La gente de la Universidad no tiene experiencia en operaciones químicas de Planta, sino toda su experiencia se limita al Laboratorio.



Lo que no se quiere es que operadores privados hagan biodiesel, a pesar de que Ancap, nos lo ha manifestado personalmente a través de su Comisión de Biocombustibles que ellos no están interesados en su fabricación. Están más interesados por hacer etanol para su mezcla con naftas, pero sólo han plantado 400 hectáreas de caña de azúcar. Es comprensible que el Vice-Presidente de Ancap quiera hacer un homenaje a su padre, pero lo que no es comprensible es que se quiera producir un biocombustible para su mezcla con naftas, que no son justamente las que mueven el país productivo.

El país se mueve con motores diesel, para eso hay que fabricar biodiesel, para esto hay que estructurar el marco legal de la ley promulgada en el 2002 por el gobierno del Dr. Batlle, y para esto se necesita voluntad política. Hemos encontrado a legisladores con visión de futuro que apoyan la iniciativa y se dan cuenta de la importancia que tiene la independencia energética, la no contaminación y el bajo precio de este combustible que redundaría no sólo en el abaratamiento de boletos y fletes sino en consecuencia el abaratamiento del costo de vida y por otro lado la formación de miles de puestos de trabajo en el interior de la República.

Tanto el Presidente como el Ministro de Economía han manifestado la intensión del gobierno de que los entes monopólicos se asocien con privados. No queremos la desaparición de los entes monopólicos, queremos la desaparición de los monopolios, así todos podemos competir en igualdad de condiciones y ninguno corre con el caballo del comisario.

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