sábado, 9 de agosto de 2008

USA: pierde guerras y gana poder

USA: pierde guerras y gana poder
por Alvaro Kröger



George Friedman, el notable analista político, afirma que Estados Unidos ha perdido, o no ha ganado, la mayor parte de los conflictos políticos y militares que ha librado en las últimas décadas. Concretamente desde la Segunda Guerra Mundial, sólo ha ganado escaramuzas. Acaba de hacer el recuento a propósito del desastre iraquí. En Corea, a principios de los años cincuenta, costó decenas de miles de muertos alcanzar una tregua y volver al punto de partida y estar desde hace 54 años en el mismo punto de 1950. Tras la Crisis de los Misiles de 1962, la dictadura cubana consiguió consolidarse y Moscú colocó desde entonces una bomba de tiempo en el trasero americano. Desaparecida la URSS, Washington ya ni siquiera tenía la voluntad de eliminar a un régimen con cuya incómoda presencia estaba acostumbrado a vivir. Vietnam, como sabemos fue una guerra heredada de los franceses, fue una aventura que terminó con la retirada de las tropas americanas y la absorción de Vietnam del Sur por parte del Vietnam del Norte. En Irán fue imposible sostener al sha y los ayatolás instalaron en el país un manicomio religioso decidido a liquidar a Israel y a Estados Unidos, el gran Satán occidental.

El tema Irán es un capítulo aparte: Irán es sólo un peón de un juego de poderes a escala mundial. Allí están enfrentados Europa, liderada por Francia, y USA. La razón es el petróleo, su calidad, su facilidad de extracción y la facilidad de transporte. Con una Europa al borde del colapso energético parece lógico que la lucha se centre en ese lugar. La retención de rehenes americanos por 444 días, la guerra con Irak de 8 años, la locura religiosa ortodoxa y el fanatismo por la yihad son meros aditamentos a un problema muchísimo más profundo y serio: la crisis de la OTAN y la posible retirada de USA de Europa, dejándola caer. De ocurrir esto, en menos de una generación USA deberá intervenir otra vez en una guerra que desgarrará Europa, o en su defecto Europa caerá en manos musulmanas simplemente por el crecimiento vegetativo de sus emigrantes.

¿Cómo Estados Unidos es la única potencia del planeta si ha perdido casi todas las batallas emprendidas tras la Segunda Guerra? Una de las hipótesis que Friedman examina resulta convincente: porque la fortaleza de Estados Unidos no depende de su poderío militar, utilizado en todos esos episodios con muchas limitaciones, escasa convicción, y, generalmente, en medio de una gran división de opiniones. Estados Unidos es la locomotora del planeta por su poder industrial, su creatividad, por la pujanza de su sistema económico y la fortaleza de sus instituciones. Lo que se ha impuesto es la General Motors y el Chase Manhattan Bank, no el Pentágono ni el Departamento de Estado.

A las reflexiones de Friedman se le puede agregar un repertorio de ejemplos latinoamericanos. En 1898 Estados Unidos derrotó a España en una ´´guerrita espléndida´´, como la designara Teddy Roosevelt, y el país se apoderó de Puerto Rico y Filipinas, y convirtió a Cuba en un protectorado mientras duró la Enmienda Platt, abolida en 1934.

¿Qué sucedió a partir de 1898? En Filipinas hubo una feroz resistencia a la ocupación norteamericana, saldada con seis mil americanos muertos e innumerables crímenes cometidos por el nuevo poder colonial en el esfuerzo por ´´pacificarlo´´. Luego, durante medio siglo, Estados Unidos controló el remoto archipiélago, que no le traía al país ningún beneficio, hasta que le otorgó la independencia tras la Segunda Guerra. Puerto Rico, por su parte, que ha rechazado en dos consultas electorales integrarse a Estados Unidos totalmente, y que ha conseguido eliminar de su territorio todas las bases militares norteamericanas, ha sido durante décadas el mayor receptor de ayuda americana de la historia --diecisiete mil millones de dólares el año pasado--, y una de las principales fuentes de emigración hispana hacia la metrópolis. ¿Y Cuba? Cuba se convirtió en el enemigo más tenaz que ha tenido Estados Unidos en América Latina hasta la reciente aparición del mono bananero. Francamente: ¿ganó Estados Unidos la guerra de 1898?, sí y no, depende de que ángulo se mire.

Esta historia de frustraciones se parece mucho al resto de las inesperadas consecuencias provocadas por las aventuras militares norteamericanas en Centroamérica y el Caribe. La ´´expedición punitiva´´ de Pershing contra Pancho Villa en México, los desembarcos de marines en Nicaragua, Haití o República Dominicana no les trajeron a esas naciones estabilidad democrática ni prosperidad, como entonces pretendía el Departamento de Estado, ni tampoco sirvieron para proteger mejor los intereses estadounidenses, probablemente porque es casi imposible imponer desde el exterior un tipo de comportamiento que no responde a las tradiciones, valores y creencias de la sociedad a la que se trata de conducir por el ´´buen camino´´, como amargamente están los americanos descubriendo en el Irak de nuestros días.

¿Hay excepciones a esta cadena de fracasos norteamericanos en América Latina? Desde la perspectiva de Washington, sólo tres y no tan importantes: el golpe contra Jacobo Arbenz organizado por la CIA en Guatemala en 1954, la invasión norteamericana a República Dominicana en 1965, y la de Granada en 1983. En esas tres acciones, lanzadas desde la lógica de la Guerra Fría, se pudo evitar o contener el avance de los comunistas o de sus simpatizantes, pero quizás la medida más sabia fue no ocupar esos territorios permanentemente y no intentar reproducir en ellos las instituciones norteamericanas. Ese objetivo, simplemente, no es alcanzable. Y no lo es porque, a diferencia de los pueblos que respetamos y queremos democracia y libertad, éstos otros no están ni interesados ni tienen idea de lo que significa el término "libertad". Tuvieron siempre a alguien que les decía que era lo que debían o no hacer, dictaba las órdenes y las hacía cumplir. Para éstos pueblos la libertad es muy difícil de manejar; mentalmente no están preparados para tomar decisiones por sí mismos y esperan que alguien les diga lo que tienen que hacer, ya sea un dictador sanguinario como Hussein o un loco esquizoide como Komeini.

Referencias: M. Friedman , Th.Roosevelt, A. Toffler, J.F.Revel

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