sábado, 28 de febrero de 2009

«Testigos en el fuego»

«Testigos en el fuego» – Siempre controvertido:el dictamen sobre Stauffenberg

NO cabe duda de que en un sistema dictatorial como el nacionalsocialista todos los adversarios del régimen que operaron desde los centros de poder del odiado régimen vivieron en la ambigüedad. Pues ellos no existieron sólo en la oposición a los que mandaban, sino que también fueron siempre parte del sistema de poder que rechazaban. Con las funciones que desempeñaron colaboraron a su mantenimiento y no pocas veces lo estabilizaron. Eso puede decirse tanto de los militares como de la policía o del servicio de contraespionaje.

Los adversarios del régimen nazi notaban este dilema, que Dietrich Bonhoeffer supo definir con toda claridad. En él se hace visible la tensión de un comportamiento que cada día tenía que saber moverse en el estrecho filo que separaba la cotidiana cooperación con los jerarcas nazis de una oposición cada vez más arriesgada contra el Estado nacionalsocialista.

«¿Se nos puede usar todavía?» A esta pregunta sólo podía dar respuesta el que estuviera completamente seguro de sí mismo. Esto significaba también que él pudiera hacer a la vez una reflexión crítica sobres su propia conducta, sobre su permanente fluctuación entre una manifiesta calma en la normalidad de la vida diaria y la sensación de un estado personal de excepción.

Muchos de los que posteriormente se convirtieron en destacados adversarios del régimen nazi habían servido largos años al mantenimiento del poder de los jerarcas nacionalsocialistas, bien como jefes de la policía berlinesa (el caso del conde Wolf Heinrich von Helldorf ), bien como jefes de la policía judicial del Reich (el caso de Arthur Nebe), bien como juristas (el caso de Hans von Dohnanyi), bien como colaboradores del servicio exterior de contraespionaje (el caso de Hans Oster), bien como diplomáticos (el caso de Adam von Trott zu Solz). La cooperación con el régimen nazi resulta especialmente evidente también en el caso de los militares como Henning von Tresckow, Ludwig Beck, Friedrich Olbricht, Fritz-Dietlof von der Schulenburg, Albrecht Mertz von Quirnheim o Claus von Stauffenberg. La oposición hecha desde el centro del poder la realizan unas personas que antes habían actuado en el aparato de la dictadura y que no pocas veces habían incurrido incluso en culpas. Por ello esas personas son para el escritor Reinhold Schneider «Testigos en el fuego»: estando cargados de culpas, afrontan su res- ponsabilidad y después de actuar han de soportar grandes sufrimientos.

Muchos de estos hombres habían contribuido a su manera a los éxitos militares de las fuerzas armadas alemanas, pues se hallaban convencidos de estar sirviendo a un gobierno que favorecía la reivindicación de Alemania de volver a ser fuerte.

En la invasión de Polonia vieron un intento de revisar la Paz de Versalles; en la victoria sobre Francia descubrieron una corrección de la derrota de 1918; y creyeron que la invasión de la Unión Soviética era una guerra preventiva contra un adversario que era la encarnación del «peligro bolchevique».

Su participación en una presunta guerra defensiva era expresión de su lealtad a un Estado al que la mayoría de ellos no culpaba de los crímenes ordenados por él tanto como habríamos esperado nosotros, los que hemos nacido después de aquello. Cuando por fin se percataron del carácter inicuo del régimen era demasiado tarde. Oponerse es algo que sólo puede hacerse en los comienzos.

Pero también es decisivo lo siguiente: sólo lentamente lograron adoptar muchos adversarios del régimen, en su confrontación con la política nacionalsocialista, una actitud que puede ser calificada de reacción moral directa a las privaciones de derechos y a las persecuciones que se producían en su entorno personal. Para tomar esa decisión se necesitaba por lo general el contacto directo con la iniquidad. Eso fue lo que les ocurrió a muchos militares entre los adversarios del régimen; sólo bajo la impresión de la conducción criminal de la guerra adoptaron una decisión que a la postre significó su muerte.

El objetivo de muchos de los ensayos anteriores a éste de hacer comprensible la acción del conde Claus Schenk von Stauffenberg ha sido realizar una valoración de los presupuestos de esa decisión y una apreciación también de los riesgos a que la oposición alemana al nazismo se exponía. Una apreciación tanto de la oposición realizada como de la acción ejecutada por Stauffenberg será siempre el resultado de una valoración individual hecha por personas que han vivido después de él y que están dispuestas a tomar en consideración las experiencias que él tuvo, las vivencias que lo marcaron, sus prejuicios y sus serias confrontaciones con los retos que su época le planteaba. Esto puede hacerse de muchas maneras: con una exposición histórica y también con una película.

Siempre fue largo el camino que lleva a una acción como la de Stauffenberg, una acción de la cual hay que responsabilizarse de manera completamente personal y que ya no tiene ninguna «cobertura». Consideraciones familiares e ideas tradicionales hacían que con frecuencia la decisión de contradecir a los nazis y oponerse a ellos sólo pudiera madurar lentamente. Ambas cosas suelen ir acompañadas de conversaciones con otras personas, a menudo también de la lectura de obras filosóficas y literarias que posibilitan un distanciamiento de la realidad y colocan ante los ojos del observador una obligación que él considera superior y que resulta determinante para la acción.

La decisión de Stauffenberg de realizar un atentado contra Hitler fue el punto final de una larga evolución que no es posible dibujar exactamente en todas sus fases, pues casi todos los documentos sobre su vida fueron destruidos después del atentado del 20 de julio de 1944. Por ello, en ningún otro caso de adversarios del régimen nazi la investigación histórica sobre la época depende tanto como en el suyo de las noticias que nos han transmitido sus contemporáneos. Esto no hace más fácil la descripción de su vida, pues la mayor parte de los recuerdos referidos a encuentros y conversaciones con Stauffenberg fue formulada mucho tiempo después de la guerra. A menudo esos recuerdos reflejan la típica mezcla de cosas que uno mismo ha vivido personalmente, de cosas que recuerda, de cosas que ha preguntado y de cosas que ha leído. Por ello el acercamiento a Stauffenberg de quien reflexiona sobre él y pretende describir su vida, no desde el principio ni desde el final, sino desde el centro de las acciones y las decisiones, es un acercamiento que exige en una medida especial separar los niveles de la tradición ligados a la época de aquellos otros ligados a los recuerdos y saber valorarlos.

La cuestión de cómo reaccionó Stauffenberg a los retos y exigencias de su tiempo toca problemas decisivos de su modo de entender el mundo:

—¿Percibió él la iniquidad de manera inmediata y ligada a la situación, o bien la percibió mucho más tarde, cuando hacía mucho tiempo que se había percatado del carácter inicuo del régimen nazi y había relacionado entre sí manifestaciones de la iniquidad que al principio había sentido como menos graves?

—¿Se indignó por las violaciones de los derechos humanos o bien creyó al principio que «si se quiere hacer una tortilla hay que cascar huevos»?

—¿Se sintió a sí mismo un leal soldado de su Estado, o bien se sintió un «guerrero» de una ideología?

—¿Se apercibió desde el comienzo del carácter criminal de la guerra?

—¿O fue sólo mucho más tarde cuando extrajo consecuencias de su experiencia de que en ella estaban siendo sacrificadas absurdamente vidas humanas?

—¿Con qué radicalidad se enfrentó Stauffenberg a la realidad efectiva del Estado nazi, de la guerra ideológica y racista, del trato dado a las «etnias extranjeras», como se decía entonces?

La respuesta a estas preguntas requiere aclarar cómo reaccionó Stauffenberg desde mediados de los años treinta a la política del Estado nazi, a los preparativos de la guerra, a las difamaciones y privaciones de derechos de quienes pensaban de otro modo, a la explotación de los sentimientos, y a la radicalización de la política racista. También su confrontación con la conducción de la guerra y con la política de ocupación resulta decisiva para entender su motivación. La descripción de la confrontación de Stauffenberg con la realidad de su vida profesional, la cual le afectaba directamente y en la que tenía que salir airoso como padre de familia, como oficial de estado mayor y, a partir de 1939, como soldado combatiente, pretende examinar la suposición de que en sus decisiones reaccionó en cada caso a experiencias personales.

La crítica al mando militar se intensificó hasta convertirse en un rechazo del gobierno nacionalsocialista. Alcanzó así finalmente una radicalidad tal que ya no tomaba en consideración su propia persona. Stauffenberg estaba dominado por un solo pensamiento: Para evitar una catástrofe moral y militar era necesario matar a Hitler antes de la capitulación incondicional de los ejércitos alemanes exigida en 1943 en Casablanca por los adversarios de Alemania.

Que la historia no da saltos es una sabiduría que, de todos modos, no siempre es aplicable a la historia de la oposición. Pues ésta vive de la capacidad y de la disposición de las personas para tomar una decisión que significa, por así decirlo, un salto en el decurso de la vida y es irreversible. Quien se opone a un régimen dictatorial toma una decisión cuyas consecuencias no cabe corregir. Se decide por el máximo riesgo posible y jamás podrá contar con la clemencia de aquellos a los que se opone. Sólo tiene una posibilidad: la de acabar su vida de manera coherente.

En la biografía de los adversarios del régimen nazi que procedían de la burguesía y de los círculos militares cabe señalar una y otra vez puntos de inflexión y descubrir conexiones nuevas y cambios de vía que representan una ruptura con convicciones tenidas hasta ese momento. Eso los diferencia de los adversarios «natos» de aquel régimen: los comunistas, los socialdemócratas, los sindicalistas, los testigos de Jehová, los cristianos resueltos. Éstos nunca reconocieron el derecho de mando ideológico de los nacionalsocialistas.

La historia de la oposición militar alemana a Hitler se caracteriza por muchos nuevos comienzos, pues una y otra vez hubo que compensar los contragolpes que a sus opositores pudieron asestar sus perseguidores nacionalsocialistas. No es posible exponer esa historia como un continuum: sólo se la entiende si se presta atención a los nuevos comienzos, a las muchas contradicciones, a los fracasos paralizadores y también a la reanudación de ciertos hilos de actuación que habían sido abandonados. Todos estos hechos están bien estudiados.

Por ello la historia de esta oposición consiste cada vez menos en reconstruir hechos históricos, sino más bien en realizar una nueva valoración, en una perspectiva ética, de hechos a menudo conocidos. Esto no significa llevar una y otra vez esa oposición a la atmósfera asfixiante de los crímenes nacionalsocialistas y subrayar que también ella está cargada de culpa por su participación en los crímenes de la dictadura nazi.

Los luchadores de la oposición no fueron los últimos en reconocer su «culpa en la culpa de los criminales» (conde Helmuth James von Moltke); ninguno se sintió justificado y mucho menos se sintió libre de culpa por su participación en la oposición.

No cabe duda de que la segunda guerra mundial no fue por parte alemana una guerra defensiva, sino que fue una guerra de agresión y, siempre, una guerra librada por motivos ideológicos y racistas; por ello todo el que participó en la conducción alemana de la guerra tendrá que asumir su corresponsabilidad en la realización de objetivos ideológicos y racistas, y querrá hacerlo. En este sentido, resulta ocioso recurrir al hallazgo de nuevos documentos para declarar que los miembros de la oposición militar a Hitler fueron culpables de corresponsabilidad en los crímenes de la guerra y de la dictadura nacionalsocialista. Ellos nunca negaron esa corresponsabilidad. Son la confirmación de que las dictaduras totalitarias hacen culpables a las personas: a todas sin excepción.

El sentimiento básico de muchas personas de aquella época fue, por ello el de «estar pringadas». Por ello nunca se trató sólo de una culpa metafísica, sino de la confrontación de aquellos hombres con su participación personal en crímenes manifiestos. Así, no cabe discutir que el jefe de un grupo operativo como Arthur Nebe, el cual fue teniente general de la policía y jefe de un grupo SS, fue responsable de la muerte de más de 40.000 judíos. Pero, a la vez, en el intento de derrocamiento del régimen nazi del verano de 1944 ese mismo hombre tuvo que asumir una importante función como jefe supremo de la policía judicial alemana, lo mismo que el conde Helldorf, jefe de la policía de Berlín, que desde 1933 había estado al mando del aparato policial berlinés.

Stauffenberg no quería establecer una democracia liberal

Stauffenberg no quería establecer una democracia liberal




La Segunda Guerra Mundial adquirió su carácter destructor a partir del verano de 1944, cuando la certeza de la derrota del III Reich, atacado en dos frentes por la URSS y los anglosajones, enloqueció a los jefes nazis. Después del éxito del desembarco de Normandía (6 de junio de 1944), los militares profesionales, una clase despreciada por los nacionalsocialistas, sabían que la rendición era la única posibilidad de salvar Alemania de la aniquilación.
Desde que Adolf Hitler ascendió democráticamente al poder y empezó a construir su régimen totalitario, grupos de derechas se unieron en una conspiración contra su poder, que consideraban diabólico. El coronel Claus von Stauffenberg, nacido en una familia aristocrática, de raíces católicas y de tradición militar, se adhirió al complot a mediados de la guerra. Él fue el encargado de matar al Führer con una bomba en una reunión militar en la que ambos coincidirían.

En Valkiria: la conspiración para matar a Hitler, una apasionante biografía de Von Stauffenberg, su autor, el alemán Peter Steinbach, aporta un documento muy curioso: los objetivos políticos de los Claus von Stauffenberg y de su hermano Berthold. Éstos no pretendían restaurar la República de Weimar y su partitocracia, sino establecer un régimen corporativo, que nada tenía que ver con la “democracia liberal”.

Dos de los puntos del juramento rezan así:

Nosotros (…) despreciamos la mentira de la igualdad e inclinamos nuestra cabeza ante los rangos establecidos por la naturaleza.

Nosotros queremos unos dirigentes que, brotando de todas las capas del pueblo y unidos a los poderes divinos, precedan a los demás con su gran sentido, disciplina y sacrificio.


Mientras muchos alemanes adoptaban la postura cómoda de esperar a ver qué ocurría y se amparaban en el lema de que las órdenes se cumplen sin vacilar, Von Stauffenberg y los demás conjurados pusieron su conciencia por encima de las leyes y de su bienestar.

jueves, 26 de febrero de 2009

Les tromperies de « Bridges TV »

Les tromperies de « Bridges TV »
par Daniel Pipes
Jerusalem Post
25 février 2009

http://fr.danielpipes.org/6197/les-tromperies-de-bridges-tv

Version originale anglaise: The Deceits of Bridges TV
Adaptation française: Anne-Marie Delcambre

A l'occasion de son lancement en 2004, près de Buffalo, New York, la chaîne de télévision musulmane « Bridges TV » gagna le soutien enthousiaste de l'assistant pour les medias de Colin Powell, Stuart Holliday : « Je vous félicite pour avoir exprimé votre désir de promouvoir la compréhension et la tolérance ». Et bis repetita, Bridges TV fut aussi accueillie par une couverture médiatique euphorique, une réaction universitaire sans esprit critique et la bénédiction de géants du sport comme Muhammad Ali et Hakim Olajuwan.


Logo de Bridges TV.

Depuis le début cependant, Bridges TV représentait un mensonge.

Sur le plan politique sa « raison d'être » était basée sur le bobard que les musulmans aux Etats-Unis souffrent de préjugés et sont des victimes. Cette idée a revêtu une forme officielle en 2000, quand le Sénat a adopté une résolution fulminant contre la « discrimination » et la « réaction brutale » subies par la communauté musulmane américaine, un mensonge insultant , à l'époque et maintenant.

Au plan idéologique, Bridges TV était un abus de confiance, faisant semblant d'être modérée alors que c'était juste un autre membre du « lobby wahhabite ».

Soutenue par quelques uns des plus mauvais fonctionnaires islamistes dans le pays (Nihad Awad, Ibrahim Hooper, Iqbal Yunus, Louay Safi), c'était un loup extrémiste déguisé en brebis modérée.

Sur le plan financier, Bridges TV s'est vendue à des investisseurs sur la base d'une population imaginaire de 7 millions, 7,4millions de musulmans américains, soit 2-3 fois l'effectif total actuel, rendant la station commercialement non-viable dès le premier jour.

Enfin au niveau familial, Bridges TV faisait semblant d'être fondée sur ce que le critique Zuhdi Jasser appelle le « partenariat public matrimonial » du premier couple de la station ; Muzzammil (« Mo ») Hassan racontait fièrement comment sa femme Aasiya Z.Hassan l'avait incité à créer Bridges TV.

Il était le fondateur ayant la lourde charge des finances et de la commercialisation (marketing) ; elle exprimait son attachement aux idéaux et à la culture islamiques comme directeur du programme de la station.

En fait l'avocat du divorce de Aasiya dit que le couple avait eu des « affrontements physiques » par intermittence (par périodes), tout au long de leurs huit années de mariage, avec une récente escalade de la part de Muzzammil qui avait proféré des menaces de mort.

Salma Zubair, qui dit être la sœur de Aasiya, écrit que Aasiya « a vécu ses huit années de vie conjugale dans la peur. »

Aasiya a entamé une procédure de divorce pour le motif de « traitement cruel et inhumain » et a eu gain de cause en obtenant un ordre de protection, le 6 février, pour faire sortir Muzzammil de leur maison commune, ce qui l'a rendu furieux. Selon le chef de la police locale, Muzzammil « revint à la résidence ; il frappait les portes à coups de poing et il a cassé une fenêtre. »


Muzzammil S et Aasiya Z.Hassan en des temps plus heureux.

Le 12 février, le couple s'affronta dans le studio de télévision. A 18 h 20 (6 heures du soir), Muzzammil se rendit à la police et leur indiqua où trouver le corps de son épouse. Les policiers trouvèrent son corps à la station de tv, dans un couloir, décapité et avec de multiples coups de couteau. Les policiers ont inculpé Muzzammil de meurtre et recherchent le couteau utilisé pour la tuer.

Une source fiable m'informe – et ce sont les dernières nouvelles – que les policiers avaient constaté que Muzzammil avait dit à plusieurs reprises que sa femme n'avait pas le droit, sous la loi islamique, de divorcer.

Ils ont aussi rapporté qu'il avait dit que Aasiya, parce qu'elle était décapitée, ne pouvait pas arriver au Paradis.

L'avocat de la défense de Muzzammil dit que son client plaidera non coupable, sans doute pour motif d'aliénation mentale.

Une grande bataille a surgi sur comment interpréter ce crime : s'agit-il de violence domestique ou de crime d'honneur ?

Supna Zaidi de « Islamist Watch » définit ce dernier comme « le meurtre d'une jeune fille ou d'une femme qui aurait commis un acte qui a plongé dans la honte et l'embarras sa famille. ». Profondément étranger aux occidentaux ce motif a une importance primordiale dans la vie musulmane traditionnelle.

Dans un article de la revue trimestrielle « Middle East Quartely » « Les crimes d'honneur sont-ils simplement de la violence domestique ? » la théoricienne féministe Phyllis Chesler définit huit différences entre ces deux concepts, y compris l'identité de l'auteur du meurtre et de la victime, les circonstances du meurtre, le degré de violence gratuite, l'état d'esprit du tueur et les réponses de la famille.

Est-ce que Aasiya est morte à la suite d'un crime passionnel ou pour restaurer la réputation d'une famille ? Etait-ce de la violence en général ou de la violence spécifiquement musulmane ? La société islamique d'Amérique du Nord opte pour la violence domestique tandis que l'Organisation Nationale des Femmes de l'Etat de New York y voit un crime d'honneur.

Le crime de Bridges TV ne correspond exactement à aucun modèle, ce qui suggère que nous avons besoin de plus de renseignements pour déterminer sa nature exacte. Mais comme les forces du politiquement correct conduisent inévitablement à exclure la dimension islamique pour le meurtre, le motif de la réputation de la famille doit être conservé.

Assez avec les séduisantes tromperies. Le temps est venu d'émettre des vérités difficiles à propos de Bridges TV.

jueves, 19 de febrero de 2009

El régimen cubano “homenajeó” a Goebbels en Ginebra

El régimen cubano “homenajeó” a Goebbels en Ginebra

Por Gabriel C. Salvia y Pablo Brum







El pasado 5 de febrero se realizó el Examen Periódico Universal sobre Cuba en el Consejo de Derechos Humanos en Ginebra, en cuya ocasión tan solo diez países, algo así como el cinco por ciento de los integrantes de la ONU, tuvieron la dignidad de cuestionar a la dictadura de medio siglo de los hermanos Castro.

Las democracias que ofrecieron críticas, más bien en forma de preguntas, recomendaciones y pedidos, fueron Israel, el Reino Unido, Canadá, Francia, Chile, Austria, Eslovaquia, Italia, República Checa y Holanda. Por su parte, la dictadura castrista contó con cincuenta muestras de apoyo explícito, una por cada año de dictadura, que incluyó la de los regímenes más primitivos y represivos del planeta, como Corea del Norte, Laos, Irán, Zimbabwe, Siria, Sudán, China, Bielorrusia y Uzbekistán.

En su momento se advirtió lo incoherente del Consejo de Derechos Humanos al integrarse inicialmente con dictaduras, pues como bien señala el jurista Ricardo Rojas, es como poner a los criminales a redactar el Código Penal. Por eso, el EPU sobre Cuba fue una fiesta obscena de esta dictadura, celebrada con aplausos junto a sus secuaces de los otros paraísos de la tierra y observada complaciente por una gran mayoría de países vergonzosos.

Lo del régimen cubano fue tan descarado en mentiras que terminó haciéndole un homenaje a Joseph Goebbels, el ministro de propaganda de la Alemania nacionalsocialista de Adolf Hitler. Así, el “miente, miente, que algo quedará”, fue la herramienta que utilizaron los funcionarios de la dictadura cubana en su informe en Ginebra, con expresiones desopilantes como las que siguen:

- “La revolución hizo realidad el disfrute de todos los derechos humanos para todos los cubanos y cubanas”

- “Se garantiza plenamente un clima de libertad y democracia real”

- “No puede señalarse la existencia en Cuba de un solo caso de tortura”

- “No existen en Cuba restricciones de movimiento”

- “Todo acusado tiene derecho a la defensa”

- “En Cuba no hay presos de conciencia”

- “Cuba tiene una probada convicción humanista”

- “En Cuba se reconoce la libertad de prensa”

- “En Cuba se respeta el derecho de asociación”

- “No se permite el turismo de sexo”

Más que para reírse es para llorar. Pero la evidencia del discurso goebbeliano de los funcionarios castristas queda reflejada de manera elocuente en las siguientes afirmaciones:

- “Cuba es una sociedad libre, abierta, democrática, equitativa, en constante desarrollo y perfeccionamiento, basada en la solidaridad y la justicia social. Los cubanos disfrutan de verdadera igualdad de oportunidades”

- “Con relación a la libertad de viajar, puedo reiterar que los últimos obstáculos a la libertad de emigrar y viajar son el robo de cerebros”

Es decir, de acuerdo al régimen cubano, su país es un verdadero paraíso que les garantiza todo a sus ciudadanos, pero muchos de “sus cerebros” se quieren fugar hacia los decadentes, injustos y explotadores países capitalistas. ¿Cómo se explica esta contradicción? Muy simple: el único “logro” de la dictadura cubana es que muchos crean sus mentiras.

miércoles, 18 de febrero de 2009

Una cosa es discrepar. Otra, lanzar anatemas

Una cosa es discrepar. Otra, lanzar anatemas






Hay algo que nos castiga, y es que muchos de los que pretenden asumir una espiritualidad están preocupados, y a veces hasta perturbados, por excluir del débil corazón espiritual de Occidente a los otros que se cuentan entre sus pocos restos espirituales, porque no pertenecen a la misma confesión, o no tienen los mismos puntos de vista respecto de la espiritualidad. "Y el que tenga oídos para oír, que oiga."


JUAN PABLO VITALI
Todo es muy extraño y confuso en el Occidente actual, sobre todo si se trata de valores y conflictos espirituales. Que los hombres de Occidente ya no dan preeminencia al espíritu sobre la materia, es un hecho prácticamente indiscutible. Eso genera, sin embargo, profundas contradicciones. La New Age y sus derivados son una prueba de ello. El sistema no es tonto, y genera respuestas “espirituales” a su medida.

El hombre ha cambiado mucho en estos últimos tiempos, y todos estamos condicionados de alguna manera por la forma de vida dominante.

Las instituciones también han cambiado, adaptándose al sistema de vida y al sentido del mundo. ¿Eso está bien o está mal? No puedo juzgarlo. Lo cierto es que el más crudo materialismo consumista, lejos de detener su avance, lo ha acelerado. Eso quiere decir que nada ni nadie ha podido frenarlo.

Para la mayoría, no existe más espiritualidad que la falta de espiritualidad, o una patética espiritualidad a la medida del sistema, sensitiva, espasmódica, superficial y contradictoria, que no merece ser llamada como tal.

Las contradicciones se dan dentro del ser humano, y se trasladan a las diversas instituciones que expresan los dogmas y caminos que el espíritu del hombre de Occidente sigue y ha seguido a través de los siglos.

Hay una degradación del hombre ¿Quién podría negarlo? La crisis espiritual nos lleva más allá de los viejos conflictos, porque los sobrepasa, es de otra naturaleza, de una naturaleza infinitamente inferior.

Paganos vs. Cristianos, Güelfos vs. Gibelinos, Templarios vs. Papado, Cátaros vs. Católicos, Ortodoxos vs. Católicos romanos, Católicos vs. Protestantes, Nietzsche vs. Cristianismo, Neopaganos vs. Cristianos, y en fin, un largo etcétera, que nos demuestra la vitalidad espiritual de Occidente en otros tiempos.

Hoy ya no es así. No son los conflictos espirituales los que aquejan al hombre de Occidente, sino el vacío espiritual.

¿Y dónde están los restos de la espiritualidad de Occidente? ¿Acaso todavía sobreviven? Y si sobreviven, ¿por qué es nula su incidencia en la evidente decadencia espiritual que vivimos?

Es que las conductas van todas en el mismo sentido del mundo, y los que conservan una espiritualidad no dejan que trascienda de la esfera privada, porque no asumen los riesgos de esa decisión.

Sin embargo, hay algo más que nos castiga, y es que muchos de los que pretenden asumir una espiritualidad están preocupados, y a veces hasta perturbados, por excluir del débil corazón espiritual de Occidente a los otros que se cuentan entre sus pocos restos espirituales, porque no pertenecen a la misma confesión, o no tienen los mismos puntos de vista respecto de la espiritualidad.

Ese enfrentamiento acelera la descomposición de las pocas fuerzas espirituales de Occidente. Acelera su muerte que nos cubrirá a todos.

Extraña es la lucha por ser los últimos en defender la fortaleza. Mi mayor deseo es que aquellos que logren excluir a los demás, sean tan buenos soldados como para revertir una situación que, hasta hoy, ninguno de nosotros ha logrado revertir.

Les deseo lo mejor cuando se enfrenten al verdadero enemigo, y no al camarada que por error han enfrentado, juzgando su espiritualidad con una vara de cruel fanatismo.

viernes, 6 de febrero de 2009

Obama, le Moyen-Orient et l'Islam - Une première évaluation

Obama, le Moyen-Orient et l'Islam - Une première évaluation
par Daniel Pipes
FrontPageMagazine.com
3 février 2009
http://fr.danielpipes.org/article/6174

Version originale anglaise: Obama, the Middle East and Islam - An Initial Assessment
Adaptation française: Anne-Marie Delcambre

Pourquoi, sur juste deux semaines au terme de 209 semaines , évaluer le dossier d'un nouveau président américain sur un sujet aussi ésotérique que le Moyen-Orient et l'Islam ?

Dans le cas de Barack Obama, les raisons en sont les suivantes :

(1) Un dossier contradictoire : son milieu d'origine abonde en radicaux antisionistes totalement fous « au regard égaré » , comme Ali Abunimah, Rashid Khalidi et Edward Saïd, avec les islamistes, la « Nation de l'Islam » et le régime de Saddam Hussein ; mais depuis qu'il a été élu il a fait des nominations de tendance prédominante centre-gauche et ses déclarations sont similaires à celles de ses prédécesseurs du « Bureau ovale ».

(2) Le rôle énorme du Moyen-Orient et de l'Islam : sa première quinzaine au pouvoir a été témoin d'un discours inaugural qui les a mentionnés en bonne place, un premier appel téléphonique diplomatique à Mahmoud Abbas de l'Autorité palestinienne, la nomination de deux émissaires très en vue et la première interview accordée à la chaîne de télévision Al-Arabiya.


Barack Obama parle à la chaîne de télévision Al-Arabiya.

Que faire de ce tourbillon ?

Afghanistan et Irak : pas de surprises. L'accent est plus mis sur le premier et moins sur le deuxième « Vous allez me voir par la suite mettre à exécution l'opération de retrait des troupes en Irak »

Iran : une volonté de parler au régime iranien à laquelle se mélange une réaffirmation molle que les actions de Téhéran sont inadmissibles : « L'Iran a agi de manière..ne favorisant pas la paix et la prospérité »

Conflit israélo-arabe : un mélange étrange : oui, des déclarations sur les impératifs de la sécurité d'Israël et aucune condamnation de sa guerre contre le Hamas. Mais aussi l'éloge enthousiaste pour le plan Abdallah, une initiative prise en 2002 qui fait accepter aux Arabes l'existence d'Israël en échange du retour pour Israël aux frontières de juin 1967 , un plan distinct des autres initiatives diplomatiques pour ses nombreux détails laissés en suspens et sa totale confiance dans la bonne foi arabe.

Les élections israéliennes du 10 février ont de fortes chances de porter au pouvoir un gouvernement qui n'est pas trop enclin à accepter ce plan, ce qui rendra épineuses les relations israélo-arabes dans l'avenir.

Guerre contre le terrorisme : un analyste a annoncé que Obama allait en finir avec « la guerre contre le terrorisme » mais ceci est pure spéculation. Oui, tôt le 22 janvier, Obama a parlé de la poursuite du combat contre la violence et le terrorisme en évitant de dire l'expression « guerre contre le terrorisme » mais plus tard ce même jour il a fait référence de manière précise à la « Guerre contre le terrorisme ». Etant donné les nombreuses façons maladroites utilisées par Georges W.Bush pour faire référence à cette guerre , y compris « la grande lutte contre l'extrémisme qui est maintenant en train de se dérouler dans le Moyen-Orient tentaculaire », l'incohérence d'Obama jusqu'à présent suggère la continuité avec Bush plus que le changement.

Tendre la main au monde musulman : la référence d'Obama souhaitant revenir au « même respect et partenariat que l'Amérique avait avec le monde musulman pas plus tard qu'il y a vingt ou trente ans » modifie l'histoire, ignorant que 1989 fut une mauvaise année et 1979 la pire jamais eue pour les relations américano-musulmanes (En novembre 1979 seulement, Khomeiny renversa le shah d'Iran puis s'empara de l'ambassade américaine à Téhéran, tandis qu'une insurrection islamiste à la Mecque inspirait une vague d'attaques contre les missions des U.S.A dans huit pays à majorité musulmane.)

Démocratie : revenir au bon vieux temps d' « il y a 20 ou 30 ans » contient un véritable message ; toutefois, comme le signale Fouad Ajami , cette formulation est le signe d' un retour à la « realpolitik » et du « business as usual » ( les affaires continuent), l'état normal dans les relations avec le monde musulman. « Le programme de liberté » de Bush a reculé de plus de trois ans ; maintenant, avec Obama, les tyrans peuvent respirer encore plus facilement.

Enfin, il y a la question du lien personnel d'Obama avec l'islam. Durant la campagne il a dénoncé la discussion de ses rapports avec l'islam comme une tactique pour propager la peur « fear-mongering » (peurs de marchands) et ceux qui ont voulu explorer le sujet se sont trouvés diffamés. Il a si violemment découragé l'utilisation de son second prénom ; Hussein, que John McCain s'est excusé quand un speaker ouvrant un meeting électoral , lors d'une campagne, a osé parler de « Barack Hussein Obama ». Après l'élection, les règles ont changé de façon spectaculaire, avec la prestation de serment d'entrée en fonction par « Barack Hussein Obama » et le nouveau président se portant volontaire pour dire : « J'ai des musulmans dans ma famille, j'ai vécu en pays musulmans. »

C'est assez mauvais que les liens de la famille avec l'islam, perçus comme handicap lors de la campagne, soient soudainement exploités, une fois en fonction, pour gagner la clientèle musulmane. Pire, comme Diana West le fait remarquer : « Depuis Napoléon, pas un leader d'une super puissance de l'Occident n'a fait une ouverture politique aussi éhontée vers les peuples du monde musulman. »

En résumé, même si Obama tourne le dos à la démocratisation et marque un changement important et malheureux dans la politique, son ton plein d'excuse et l'apparent changement d'appui politique se présente comme une direction pourtant plus fondamentale et préoccupante.

Personalidad, comunidad y jefatura

Personalidad, comunidad y jefatura
JUAN PABLO VITALI

La personalidad, es la base de nuestra historia política, y aún de nuestra cultura. A partir de ella, se construye lo orgánico, lo comunitario. Pater, Rex, Dux, César, Condottieri, Hidalgo, Gran Maestre, Senescal: tal es la semántica que a través de a través de los siglos define la personalidad del hombre occidental y marca el ir hacia adelante de Occidente.

No ha habido pueblo que llevara más alto la personalidad del hombre responsable ante la historia. La elevación del hombre como persona, a través del honor, de la lealtad, de la inteligencia, del fuego sagrado otorgado a un ser que supera la medianía, y ejerce y representa mediante un rol que lo transforma, constituyendo la consumación del destino individual dentro de la propia comunidad.

El jefe es en esta cosmovisión, a la vez jefe y subordinado. Es jefe de sus huestes, y subordinado hacia lo alto, porque mientras hubo conciencia de lo sagrado, la personalidad estuvo siempre subordinada hacia lo alto, como ineludible requisito de su existencia.

La personalidad, se define necesariamente, en relación con los demás hombres. Por eso es tan hermosa nuestra historia, porque no está hecha de masas grises e impersonales, que van detrás de una tiranía o de una entelequia, sino por personalidades articuladas jerárquicamente, brillando cada una en su rol y en su lugar.

La personalidad es un puente hacia los demás hombres, para que la comunidad se organice no sólo en lo material, sino también en lo espiritual. Eso es una parte inescindible de nuestra identidad, como pueblo y como cultura.

Por eso la falta de personalidad será nuestro final. Por eso nuestros políticos tienen personalidades intercambiables, anodinas, casi inexistentes. Por eso los medios para comunicarnos son altamente nocivos para ejercer la personalidad, para valorarla jerárquicamente. La imagen es un plano sin profundidad, sin carácter, sin gestos vivos, sin voluntad, sin liderazgo. Y lo que ella capta es también un plano sin alma ni voluntad. Entonces todos somos líderes, escritores, lo que sea, porque la relación con el mundo y con los demás es tan plana que cualquiera puede ser cualquier cosa, y relacionarse con el otro, sin más compromiso que apagar su ordenador o no contestar más un mail.

Por eso me pregunto: ¿con cuántas de las personas con las que nos comunicamos podríamos operar juntos, sobre un aspecto concreto de la realidad? ¿Cuántas de esas personas, tendrían la actitud que usted supone que tienen, si tuvieran que salir de la realidad plana en que viven, y pasar a la realidad real? ¿Y cuántos de ellos nos parecerían unos perfectos estúpidos si se nos presentaran en carne y hueso ante nosotros?

Pude comprenderse que ya no seamos Pericles, ni Alejandro, ni Augusto, ni César, ni Leónidas, ni Carlos V, ni Cortés; puede comprenderse nuestro declive lamentable, pero también debe comprenderse que no hay vuelta atrás si perdemos el patrimonio de nuestra personalidad y la relación orgánica que ella produce en nuestra historia. Y no me refiero, claro, a golpear la mesa, o subirse a gritar arriba de un escenario, o sacar pecho y poner cara de malo, como hacen algunos que se creen grandes personalidades… y son sólo desagradables fogoneros de la muerte de la personalidad.

Para amasijo de carne, para amorfa marabunta de violencia, son mejores los otros, los que no vienen de nuestra tradición, de nuestro antiguo sentido del orden. Los otros son mejores, y eso ocurre, entre otras cosas, porque usted, como yo, está frente a su máquina sin conservar ni siquiera un mínimo y elemental sentido de autodefensa de su personalidad, y porque toda su importancia dejará de ser cuando apague la pantalla y salga a la calle.

Toda la información que cada día recibimos no será nada si no la utilizamos en la construcción orgánica, en la elaboración dinámica de algo fuerte y personal que salga de nuestras voluntades hacia la vida real. De lo contrario, recemos para que una banda de delincuentes no tome el tren en el que viajamos, o no explote en él una bomba, porque entonce no habrá un Carlos Martel, ni un Carlomagno, ni siquiera un capitán Alatriste que nos defienda. Entonces la pantalla de su ordenador estará irremediablemente lejos, oscura y vacía.

Y “ese algo” que hay que construir requiere, primero, la reconstrucción de nuestra personalidad, porque cuando Cortés quemó las naves no había junto a él un Imperio, sino un puñado de hombres, con su propia e inmensa personalidad. Y si me pregunta por algo más concreto, no le diré nada que le guste, porque de aquellos hombres de Cortés varios cayeron.