lunes, 17 de marzo de 2008

Ciencia, materialismo y azar: la pregunta fundamental

Es el gran debate científico-filosófico en los Estados Unidos: ¿Todo en la creación es azar o, por el contrario, puede rastrearse una mano rectora, una inteligencia que ha diseñado el reino de la naturaleza? Los materialistas apuestan por el azar. Otros defienden la hipótesis de que la naturaleza es incomprensible sin una inteligencia que la haya organizado, y eso es la teoría del Diseño Inteligente; no es una teoría religiosa, sino una teoría científica contraria al materialismo de la selección natural. En España apenas nadie habla de esto. Por eso vamos a explicarlo en Elmanifiesto.com. Y empezaremos por la teoría dominante: el materialismo que todo lo fía al azar.
Los que leímos sin más a Richard Dawkins a mediados de los 80, le conocimos en calidad de biólogo. Pero el pasado 11 de mayo de 2007, Richard Dawkins se presentó ante el programa de la televisión canadiense The Hour, dirigido por el célebre presentador de aquél país George Stroumboulopoulos, en calidad de “ateo y biólogo evolutivo”. En la propia pagina web de la Richard Dawkins Foundation, aparece el video de la entrevista anunciando que Richard Dawkins es un “renombrado ateo, humanista secular y escéptico” para el cual “la Biblia es absurda” y una “ficción”. Por si fuera poco añade que “la fe es un virus y Dios no es diferente de lavarse los dientes”.

Cuando leí El gen egoísta hacia 1985 pensé que Dawkins era un teórico del materialismo biologista pero jamás pensé que llegara a estos niveles de agresividad, hasta el punto de hacer pasar su faceta de biólogo a un segundo plano. Y sin embargo, hoy comprendo que los planteamientos actuales de Dawkins ya estaban en sus primeras obras, como El gen egoísta o El relojero ciego. En el fondo no ha hecho más que llevar a sus últimas consecuencias algo que ya por entonces pensaba.

Qué es el evolucionismo

Pero vayamos hacia atrás: Dawkins es un evolucionista. ¿Qué quiere decir esto? Pues que cree que el mundo vivo comparte un ancestro común que ha ido diversificándose a través de pequeños cambios aleatorios dirigidos por una fuerza ciega que es la selección natural. La mutación, que sucede al azar durante la transmisión de la herencia genética a la descendencia, puede conllevar la posibilidad de una mejora adaptativa en un determinado entorno y con ello la posibilidad de tener mayor éxito reproductivo. En consecuencia, la mutación novedosa se extenderá más y más hasta convertirse en la variante predominante en la población. Con el paso de lapsos enormes de tiempo, la acumulación de mutaciones va originando especies que acaban por no poder cruzarse entre sí. Este proceso se denomina “especiación” y la ley que determina qué mutaciones “ventajosas” van a acabar imponiéndose es la selección natural.

Dawkins, como otros biólogos materialistas –o mejor dicho, materialistas biológicos- incluyendo el propio Charles Darwin, cree que este proceso es ciego. Es decir, si el proceso de la evolución en el planeta Tierra volviera a tener lugar, la cadena de mutaciones aleatorias que conduce en términos causales hasta el hombre y el mundo vivo que conocemos sería muy improbable que fuera la misma y el mundo resultante seria diferente del que conocemos. En consecuencia, somos productos de un “relojero ciego” –la selección natural- y, en última instancia, del azar.

Esta idea es profundamente novedosa en occidente hasta mediados del siglo XIX. Anteriormente, existía la idea de la creación. Uno de sus proponentes más exitosos fue el teólogo William Paley con su Natural Theology (American Tract Society, New York, 1999, pp. 9-10) publicada por vez primera en 1802. Para comprobar la fuerza de este argumento léase con atención el siguiente párrafo:

“Cruzando un brezal supongamos que diera a una patada a una piedra y me preguntaran cómo es que la piedra ha ido a parar hasta ahí. Posiblemente pudiera responder o que había estado allí por siempre o que no lo estuviera. Quizás fuera fácil demostrar lo absurdo de esta respuesta. Pero supongamos que encuentro en el suelo un reloj y me preguntaran cómo es que está allí. Creo que difícilmente podría dar la respuesta anterior, diciendo que por lo que sé el reloj siempre había estado allí. Sin embargo, ¿por qué esta respuesta no sirve igual para la piedra que para el reloj? ¿Por qué no es admisible en el segundo caso y si en el primero? Por esta razón y no por alguna otra, a saber: porque cuando vamos a inspeccionar el reloj, percibimos lo que no percibimos en la piedra, que sus diferentes partes están estructuradas y dispuestas con un propósito, e. g. que están tan formadas y ajustadas como para producir movimiento, y que su movimiento está regulado para señalar las horas del día, que si las distintas partes tuvieran distinta forma de la que tienen, o estuvieran colocadas de otra manera o en otro orden del que tienen, la máquina no se movería en absoluto o no respondería al uso que se la ha dado… Observando este mecanismo, requiere ciertamente una observación del instrumento, o quizás un conocimiento previo de la cuestión para percibirlo y comprenderlo, pero siendo simultáneas, como hemos dicho, la percepción y la comprensión, la deducción que creemos inevitable es que el reloj tiene que tener un hacedor que debe haber existido en algún momento, en algún lugar, un creador o creadores que lo construyeran con un propósito al que hoy conocemos que el reloj responde, que comprendieron su construcción y diseñaron su uso”.

Mucho antes, Diógenes y Sócrates habían propuesto argumentos muy similares. El primero decía:

“Tal distribución no hubiera sido posible sin inteligencia, ya que todas las cosas deben tener su medida: invierno y verano y noche y día y la lluvia y los vientos y los períodos de buen tiempo; también otras cosas, si uno las estudia en detalle, se encontrará que tienen el mejor ajuste posible”.

Sócrates preguntaba a Aristodemo:
“¿No es para admirarse… que la boca a través de la cual circula la comida esté dispuesta tan cerca de la nariz y los ojos como para impedir que pase sin ser visto cualquier cosa que no sea alimento? ¿Y puedes tú dudar aún, Aristodemo, si una disposición de las partes como esta debe ser fruto del azar y no de la sabiduría o creación?”

El papel de Darwin

A partir de Darwin la teleología queda expulsada del mundo natural. Darwin, que había leído a los 22 años la Natural Theology de Paley, renegó de ella tras formular su teoría de la selección natural:

“El viejo argumento del propósito en la naturaleza, ofrecido por Paley, que antes me pareció concluyente, falla ahora que la ley de la selección natural ha sido descubierta. No podemos argumentar por más tiempo que, por ejemplo, la bella charnela de la concha de un bivalvo ha tenido que ser hecha por un ser inteligente, como la bisagra de una puerta por el hombre. No parece haber más propósito en la variación de los seres vivos, y en la acción de la selección natural, que en la dirección en la que sopla el viento.”

Esta ley afecta lógicamente, según Darwin, a todo el mundo vivo, incluidos los humanos. Por eso Darwin nos dice que:

“En 1837 o 1838, tan pronto como llegué a la conclusión de que las especies eran productos mutables, no pude evitar el convencimiento de que el hombre debía estar sometido a la misma ley.”

Entonces, ¿cuál es la idea central de esta propuesta materialista derivada de la evolución, de la que Richard Dawkins es un prominente portaestandarte? Se trata más bien de una idea doble: en primer lugar, la ausencia de teleología –esto es, de una dirección determinada de antemano- en el mundo vivo. En segundo lugar, la existencia de una ley alternativa como origen del mundo vivo: la selección natural.

Este “neoateísmo” con raíces biológicas está soplando fuerte en el mundo, con planteamientos abiertamente fundamentalistas que llaman a la lucha activa contra la religión. Entre sus evangelizadores se cuentan, como ya hemos dicho, Richard Dawkins y su The God delusion (La decepción de Dios), y Sam Harris con Letter to a Christian Nation (Carta a una nación cristiana). Algo más rupestre en sus planteamientos pero igualmente actual y exitoso es el libro de Christopher Hitchens, God Is Not Great: How Religion Poisons Everything (Dios no es grande: cómo la religión lo envenena todo).

La propuesta materialista parece, a primera vista, convincente, pero desde hace unos diez años ha surgido una polémica –principal y casi exclusivamente en los Estados Unidos- que cuestiona la hegemonía de esta formulación del materialismo científico, polémica conocida como “Diseño Inteligente”. Pese a la arrogancia de sus críticos –Richard Dawkins, Ken Miller, Allen Orr, Jeffrey Sallit y otros- y pese igualmente a la vigilancia implacable de la nomenklatura de la ciencia oficial para excluirles del “establishment” académico, los postulados del Diseño Inteligente están muy lejos de ser refutados y cobran cada día más fuerza.

Alvaro Kröger

sábado, 8 de marzo de 2008

Ciencia, materialismo y azar: la pregunta fundamental

Ciencia, materialismo y azar: la pregunta fundamental









Es el gran debate científico-filosófico en los Estados Unidos: ¿Todo en la creación es azar o, por el contrario, puede rastrearse una mano rectora, una inteligencia que ha diseñado el reino de la naturaleza? Los materialistas apuestan por el azar. Otros defienden la hipótesis de que la naturaleza es incomprensible sin una inteligencia que la haya organizado, y eso es la teoría del Diseño Inteligente; no es una teoría religiosa, sino una teoría científica contraria al materialismo de la selección natural. En España apenas nadie habla de esto. Por eso vamos a explicarlo en Elmanifiesto.com. Y empezaremos por la teoría dominante: el materialismo que todo lo fía al azar.
Los que leímos sin más a Richard Dawkins a mediados de los 80, le conocimos en calidad de biólogo. Pero el pasado 11 de mayo de 2007, Richard Dawkins se presentó ante el programa de la televisión canadiense The Hour, dirigido por el célebre presentador de aquél país George Stroumboulopoulos, en calidad de “ateo y biólogo evolutivo”. En la propia pagina web de la Richard Dawkins Foundation, aparece el video de la entrevista anunciando que Richard Dawkins es un “renombrado ateo, humanista secular y escéptico” para el cual “la Biblia es absurda” y una “ficción”. Por si fuera poco añade que “la fe es un virus y Dios no es diferente de lavarse los dientes”.

Cuando leí El gen egoísta hacia 1985 pensé que Dawkins era un teórico del materialismo biologista pero jamás pensé que llegara a estos niveles de agresividad, hasta el punto de hacer pasar su faceta de biólogo a un segundo plano. Y sin embargo, hoy comprendo que los planteamientos actuales de Dawkins ya estaban en sus primeras obras, como El gen egoísta o El relojero ciego. En el fondo no ha hecho más que llevar a sus últimas consecuencias algo que ya por entonces pensaba.

Qué es el evolucionismo

Pero vayamos hacia atrás: Dawkins es un evolucionista. ¿Qué quiere decir esto? Pues que cree que el mundo vivo comparte un ancestro común que ha ido diversificándose a través de pequeños cambios aleatorios dirigidos por una fuerza ciega que es la selección natural. La mutación, que sucede al azar durante la transmisión de la herencia genética a la descendencia, puede conllevar la posibilidad de una mejora adaptativa en un determinado entorno y con ello la posibilidad de tener mayor éxito reproductivo. En consecuencia, la mutación novedosa se extenderá más y más hasta convertirse en la variante predominante en la población. Con el paso de lapsos enormes de tiempo, la acumulación de mutaciones va originando especies que acaban por no poder cruzarse entre sí. Este proceso se denomina “especiación” y la ley que determina qué mutaciones “ventajosas” van a acabar imponiéndose es la selección natural.

Dawkins, como otros biólogos materialistas –o mejor dicho, materialistas biológicos- incluyendo el propio Charles Darwin, cree que este proceso es ciego. Es decir, si el proceso de la evolución en el planeta Tierra volviera a tener lugar, la cadena de mutaciones aleatorias que conduce en términos causales hasta el hombre y el mundo vivo que conocemos sería muy improbable que fuera la misma y el mundo resultante seria diferente del que conocemos. En consecuencia, somos productos de un “relojero ciego” –la selección natural- y, en última instancia, del azar.

Esta idea es profundamente novedosa en occidente hasta mediados del siglo XIX. Anteriormente, existía la idea de la creación. Uno de sus proponentes más exitosos fue el teólogo William Paley con su Natural Theology (American Tract Society, New York, 1999, pp. 9-10) publicada por vez primera en 1802. Para comprobar la fuerza de este argumento léase con atención el siguiente párrafo:

“Cruzando un brezal supongamos que diera a una patada a una piedra y me preguntaran cómo es que la piedra ha ido a parar hasta ahí. Posiblemente pudiera responder o que había estado allí por siempre o que no lo estuviera. Quizás fuera fácil demostrar lo absurdo de esta respuesta. Pero supongamos que encuentro en el suelo un reloj y me preguntaran cómo es que está allí. Creo que difícilmente podría dar la respuesta anterior, diciendo que por lo que sé el reloj siempre había estado allí. Sin embargo, ¿por qué esta respuesta no sirve igual para la piedra que para el reloj? ¿Por qué no es admisible en el segundo caso y si en el primero? Por esta razón y no por alguna otra, a saber: porque cuando vamos a inspeccionar el reloj, percibimos lo que no percibimos en la piedra, que sus diferentes partes están estructuradas y dispuestas con un propósito, e. g. que están tan formadas y ajustadas como para producir movimiento, y que su movimiento está regulado para señalar las horas del día, que si las distintas partes tuvieran distinta forma de la que tienen, o estuvieran colocadas de otra manera o en otro orden del que tienen, la máquina no se movería en absoluto o no respondería al uso que se la ha dado… Observando este mecanismo, requiere ciertamente una observación del instrumento, o quizás un conocimiento previo de la cuestión para percibirlo y comprenderlo, pero siendo simultáneas, como hemos dicho, la percepción y la comprensión, la deducción que creemos inevitable es que el reloj tiene que tener un hacedor que debe haber existido en algún momento, en algún lugar, un creador o creadores que lo construyeran con un propósito al que hoy conocemos que el reloj responde, que comprendieron su construcción y diseñaron su uso”.

Mucho antes, Diógenes y Sócrates habían propuesto argumentos muy similares. El primero decía:

“Tal distribución no hubiera sido posible sin inteligencia, ya que todas las cosas deben tener su medida: invierno y verano y noche y día y la lluvia y los vientos y los períodos de buen tiempo; también otras cosas, si uno las estudia en detalle, se encontrará que tienen el mejor ajuste posible”.

Sócrates preguntaba a Aristodemo:
“¿No es para admirarse… que la boca a través de la cual circula la comida esté dispuesta tan cerca de la nariz y los ojos como para impedir que pase sin ser visto cualquier cosa que no sea alimento? ¿Y puedes tú dudar aún, Aristodemo, si una disposición de las partes como esta debe ser fruto del azar y no de la sabiduría o creación?”

El papel de Darwin

A partir de Darwin la teleología queda expulsada del mundo natural. Darwin, que había leído a los 22 años la Natural Theology de Paley, renegó de ella tras formular su teoría de la selección natural:

“El viejo argumento del propósito en la naturaleza, ofrecido por Paley, que antes me pareció concluyente, falla ahora que la ley de la selección natural ha sido descubierta. No podemos argumentar por más tiempo que, por ejemplo, la bella charnela de la concha de un bivalvo ha tenido que ser hecha por un ser inteligente, como la bisagra de una puerta por el hombre. No parece haber más propósito en la variación de los seres vivos, y en la acción de la selección natural, que en la dirección en la que sopla el viento.”

Esta ley afecta lógicamente, según Darwin, a todo el mundo vivo, incluidos los humanos. Por eso Darwin nos dice que:

“En 1837 o 1838, tan pronto como llegué a la conclusión de que las especies eran productos mutables, no pude evitar el convencimiento de que el hombre debía estar sometido a la misma ley.”

Entonces, ¿cuál es la idea central de esta propuesta materialista derivada de la evolución, de la que Richard Dawkins es un prominente portaestandarte? Se trata más bien de una idea doble: en primer lugar, la ausencia de teleología –esto es, de una dirección determinada de antemano- en el mundo vivo. En segundo lugar, la existencia de una ley alternativa como origen del mundo vivo: la selección natural.

Este “neoateísmo” con raíces biológicas está soplando fuerte en los Estados Unidos, con planteamientos abiertamente fundamentalistas que llaman a la lucha activa contra la religión. Entre sus evangelizadores se cuentan, como ya hemos dicho, Richard Dawkins y su The God delusion (La decepción de Dios), y Sam Harris con Letter to a Christian Nation (Carta a una nación cristiana). Algo más rupestre en sus planteamientos pero igualmente actual y exitoso es el libro de Christopher Hitchens, God Is Not Great: How Religion Poisons Everything (Dios no es grande: cómo la religión lo envenena todo).

La propuesta materialista parece, a primera vista, convincente, pero desde hace unos diez años ha surgido una polémica –principal y casi exclusivamente en los Estados Unidos- que cuestiona la hegemonía de esta formulación del materialismo científico, polémica conocida como “Diseño Inteligente”. Pese a la arrogancia de sus críticos –Richard Dawkins, Ken Miller, Allen Orr, Jeffrey Sallit y otros- y pese igualmente a la vigilancia implacable de la nomenklatura de la ciencia oficial para excluirles del “establishment” académico, los postulados del Diseño Inteligente están muy lejos de ser refutados y cobran cada día más fuerza.

Alvaro Kröger

miércoles, 5 de marzo de 2008

LA SOBERBIA Y EL PANQUEQUE

LA SOBERBIA Y EL PANQUEQUE
por Alvaro Kröger

Este artículo tiene, como en las novelas de misterio, varios personajes, que se van superponiendo en la trama. Al principio los personajes no tienen relación ninguna pero a medida que la novela avanza sus actos y acciones interactúan entre sí.

Hace unas semanas atrás un abogado argentino, que no vive ni en Argentina ni en Uruguay, el cual es muy amigo, a requerimiento mío me mandó una serie de documentos y comentarios sobre cierto personaje argentino, contra el cual su estudio de abogados tuvo varios pleitos. Como es sabido, los abogados cuando toman un caso, investigan a fondo, no sólo la situación en general y en particular. Se investiga a fondo al presunto implicado en todos los aspectos de su vida, hasta tener una imagen general lo suficientemente clara como para enfrentar un juicio.



Jorge Lanata




El viernes pasado, 22 de abril, a las 12 hrs. estaba yo esperando a una sobrina que vino a pasar unos días en casa, y mientras esperaba veo aparecer al Sr. Jorge Lanata. En ese momento se me ocurrió una idea: ya que el Sr. Lanata se precia de periodista "independiente", quise acercarme a él para decirle que tenía información no confirmada de un turbio asunto y que se la podía pasar para que la investigara. Me podrán culpar de tirarle una "pescadora", y así lo pensé, pero me fue imposible acercarme al "prohombre" ya que dos señores impecablemente vestidos con traje y sobretodo de pelo de camello (a pesar de que hacía calor), me interrumpieron el paso. "Inocentemente" pensé que eran pasajeros y amablemente les pedí que me dejaran pasar, ya que debía hablar con ese señor y lo señalé.

Estos elegantes señores, me informaron que no podía hablar con "ese" señor porque era Jorge Lanata, a lo que les contesté que ya lo sabía y era justamente, porque era el Sr. Lanata que quería hablar con él ya que tenía una serie de rumores que me interesaría que él los investigara. Me dijeron que el Sr. Lanata sólo recibía información, de personas de su confianza o por mail. El acento de estos dos señores era decididamente porteño, por lo que les dije que estábamos en territorio uruguayo y si se me antojaba hablar con el Presidente de la República lo podía hacer sin tener tanto trámite; a esa altura un auto muy lujoso tocaba insistentemente la bocina; y los elegantes señores me dijeron: ¡¡¡¡No se acerque al Sr. Lanata!!!, a lo que les pregunté ¿cuál era la ley que me lo impedía?: Uno de ellos se abrió el sobretodo y me mostró levemente una pistola 44/40 de acero inoxidable: ¡¡Esta ley te lo impide, pendejo!!!; a lo que contesté: ¡¡¡les agradezco el adjetivo, ya que soy bastante veterano!!!. Y el veterano, que no suele comer vidrio al medio día, se retiró.

Es evidente que tanto en la Argentina como aquí, hay personas que son más iguales que otras; les permiten viajar dentro de la cabina de un avión armados. A mi hija le confiscaron un cortaúñas el año pasado.

El rumor que quería trasmitirle al Sr. Lanata es uno que salió hace 2 o3 semanas en el periódico digital argentino Urgente 24 y dice así: "La corrupción dentro del gobierno de izquierda, estalló en la cara de los uruguayos.

El ministro de Transporte y Obras Públicas del Dr. Tabaré Vázquez, Víctor Rossi, declaró a la prensa que su ministerio no tendrá ningún interés en la construcción del puente entre Colonia y Buenos Aires. Esta afirmación es el comienzo del pago de facturas del Frente Amplio al empresario naviero, y principal financista de la campaña electoral de Vázquez, el argentino Juan Carlos López Mena.

El empresario es el mayor enemigo de la construcción del puente ya que tiene el monopolio del transporte de pasajeros por agua, a través de los puertos de Buenos Aires, Colonia y Montevideo. El puente lo dejaría sin el lucrativo negocio de los free-shops a bordo de sus barcos que le sirven como pretexto, para el verdadero negocio de triangular mercaderías sin impuestos por todo el mundo.



Víctor Rossi



Pero, si la actitud del ministro Rossi es inexplicable, sus últimas declaraciones son aún más increíbles; acaba de pedir públicamente el traspaso del transporte aéreo a su cartera, con todas las concesiones aeroportuarias, free-shops, permisos de vuelos, infraestructuras y todo lo que ellos implica. Este es otro de los sueños que anteriormente López Mena no pudo concretar....al menos hasta ahora, dónde Víctor Rossi comienza a perfilarse como el hombre que hace los sueños realidad.

Como corolario y para que la implicancia se haga manifiesta y el pecado de soberbia caiga también sobre estos dos personajes, López Mena y Víctor Rossi, van juntos a los actos políticos de apoyo a Darío Pérez, candidato del Frente Amplio a la Intendencia de Maldonado.....".

Volvamos al Sr. Lanata y veamos su historial. Fue un precoz periodista y trotskista a los 14 años en la secundaria; movilero sin muchas pretensiones de "Sin Anestesia"- un espacio con repercusión en la progresía porteña que dirigía en 1984 Eduardo Alberti por Radio Belgrano- Lanata fue mutando progresiva e imperceptiblemente su perfil de izquierdista al de yuppie vergonzante y súper- empresario.

Para quienes desconocen su historia político-periodística, la irrupción transgresora de este hombre de look cuidadosamente desaliñado por la señal abierta de América, acaso resultó un ingrediente necesario ante el declive de los viejos y nuevos monstruos de la televisión.

El éxito de "Día D" llenó un vacío simétrico al de la oscura trayectoria de su joven mentor (36 años), un talentoso aventurero que aceptó el padrinazgo del tristemente célebre Enrique Gorriarán Merlo para fundar y dirigir "Página 12" en mayo de 1987.

Mucho antes de su bautismo de fuego en la televisión abierta, y como tantos otros cultores del travestismo político, Lanata va había iniciado su "blanqueo" oral en 1991 con "Hora 25", que iba los domingos a medianoche, y luego con "Rompecabezas" en el '94, el que pasó a "Radio City".

Mientras ocurría todo esto en 1993 abandonó "Pagina 12", supuestamente peleado con sus colegas por "Cortinas de Humo"(cualquier analogía con la realidad no es coincidencia), una investigación que publicó sobre los atentados a la Embajada de Israel y a la AMIA. Pero las investigaciones nos dicen que su salida fue contemporánea con la compra del grueso del paquete accionario por parte del grupo "Clarín".

Con cara de inocente, el ignoto hombre trosko de los contrastes entre la barbita tipo "León Trotski", y los trajes (por motivos de canje por publicidad) del sobrio Georgee (el sastre del Turco Menem), saltó al Multimedios de Eduardo Eurnekian, cuya dirección periodística sigue aún monitoreando (como en la lejana época de La Tablada por Radio América) Eliseo Álvarez, un buen amigo del entonces ministro del Interior, Enrique "Coti" Nosiglia.

Atrás había quedado el olor a fritanga del bar "Mar del Plata" de Avellaneda. En esa época, con unos kilos menos comenzó a ser habitué de las revistas del amor (por sus burradas amorosas) y a salir en fotos frívolas del verano de Punta del Este, asedio, que según él lo obligó a vender su chalet en José Ignacio.

Cuando entre volutas de humo y gran parafernalia aterrizó en "Día D" el 7/1/96 "George", según la revista Noticias del 27/4/96, ya tenía 25 personas trabajando para él, a un costo de $100.000 mensuales y con una facturación anual de 2.000.000, que su productor comercial, Fernando Moya, se comprometió a cuadruplicar en la nueva etapa.

Pero mucho antes de desvincularse de "Página 12", a la cual siguen perteneciendo la mayoría de sus colaboradores como Marcelo Zlotogwiazda o el equipo que quedó a cargo de "Rompecabezas", Lanata ya había amasado una muy sustanciosa fortuna que le permitió, entre otras cosas, comprar una casa en Punta del Este, un Peugeot 306 en el que circula y la Pathfinder que niega ser de él.

Hijo de una madre con severos problemas de salud, hemipléjica y casi la totalidad de la falta del habla, Lanata creció con rencores y aspiraciones, Lanata sublimaba estos problemas con "El Fugitivo","El Agente de Cipol" y "Los Invasores" y gracias a esto llegó desprejuiciado y autosuficiente a los primeros planos del raiting de la pantalla grande. Hasta aquí lo concerniente a la farándula; pero su camino no se pierde en las sombras sino que puede reconstruirse totalmente.


Horacio Verbitsky




Cuando una mañana de enero de 1987 el "Pájaro" Juan José Salinas, su compañero de "El Porteño", le acercó a su "bulo" de soltero una media docena de páginas de un proyecto de un "segundo diario", progresista plenamente y de "posibilismo" alfonsinista, que había sustraído de los archivos de Horacio Verbitsky, la mente pragmática del por entonces George se pobló de ideas.

Hacía meses que recorría sin éxito editoriales buscando llevar al papel sus mediocres veleidades literarias hasta que aceptó sin reparos el destino que se le ofrecía: Fernando Sokolowicz, un empresario maderero en quiebra, propietario de una no muy firme distribuidora de libros, consintió en apoyar el proyecto con la friolera de un millón de dólares. Lanata no ignoraba, ya que tuvo encuentros muy significativos, que el dinero venía de Gorrián Merlo y que el hermano del siniestro personaje que le ofrecía inopinadamente la gloria (hasta hoy editor de "Página 12"), era un militante de las "FAL" que quedó prófugo en el '71 por su participación en el asalto a la cárcel de mujeres de Humberto1º y Defensa, Buenos Aires.

La aceptación a participar por parte de "pesos pesados" como Verbitsky o José María Pasquini Durán, a la sombra de un ignoto jovenzuelo de 26 años, da la pauta de las garantías de autonomía que recibieron las mencionadas "estrellas", como el carácter "manejable" que interesada y concientemente asumió Jorge Lanata.

La redacción de "El Porteño" se instaló, en gran parte, en el nuevo diario y notorios hombres de Gorrián ingresaron, muchos de ellos para quedarse, curiosamente, hasta la actualidad.

Además de Sokolowicz, llegaron Soriani (alias "Biafra") y "Manzanita" Elizalde (ambos conocidos militantes del PRT liberados en el '84 por la ley de reducción de penas), secundados por otro notorio sujeto del ERP, Prim. Dueño hasta hoy de una editorial llamada Pensamiento Jurídico y por entonces también de la editorial "Nueva Nicaragua".

Sin embargo, el verdadero jefe y vicario de Gorrián era Francisco Javier Provenzano quien, en compañía de Jorge Baños, "bajaba línea" regularmente en el despacho de Lanata y hasta oficiaba de gerente de relaciones públicas para ofrecer páginas- en un mercantilismo muy curioso- a distintos partidos y fracciones políticas, a cambio de dinero para equilibrar el déficit presupuestario que ocasionaban los costos de un diario y los sueldos del Director, los columnistas y los colaboradores estrella.

Además de asesor editorial Osvaldo Soriano, de Eduardo Alberti y el "caro" Horacio Verbitsky, desde su inicio "Página 12" tuvo como columnistas a James Nielson, Juan Gelman, David Viñas y Miguel Bonasso.

Sucede que, a pesar de vender unos 35.000 ejemplares diarios, el matutino perdía mensualmente U$S 100.000, lo que favoreció las negociaciones con el Gobierno.


Algunas publicaciones de la época consignan que el acuerdo se canalizó por aquella cifra a través de la publicidad de la agencia Telam y que consistía en compensar cada crítica al Gobierno con 10 informaciones desfavorables a Menem.

La negociación se completó con la incorporación de periodistas "caputistas" (quienes habían trabajado en el semanario "El Expreso") y algunos de la Coordinadora del "Coti" Nosiglia que acompañaron en su momento a Jacobo Timerman en "La Razón". Además se sumó al matutino un "comisario político", diputado nacional por la UCR, que siempre se manejó con discreción.

Paralelamente, y mediante el inefable Verbitsky, la entente se completó con un flujo de informaciones confidenciales del ministerio de Defensa, supuestamente orientadas a desprestigiar a los "carapintadas" y exaltar la figura del ministro Jaunarena y del Jefe del Ejército, general Caridi. En las internas del PJ de julio del '88, el diario se había alineado sin reservas a Cafiero.



Jorge Lanata



Por entonces "El Periodista", un semanario decadente, también recibió el auxilio del Gobierno (U$S 30.000 mensuales) para vincular al candidato peronista con Seineldín, Rico y el narcotráfico. En este caso apareció abiertamente un "coordinador" o "comisario político", Carlos Ferreyra Beltrán, que revistaba simultáneamente como asesor del secretario de la presidencia, Carlos Becerra.

Así las cosas, "Página 12" tituló en la tapa el 22/1/89: "Más vale prevenir que curar". Al día siguiente se produjo el asalto del "Movimiento Todos por la Patria" (MTP), brazo visible de Gorrián Merlo, al cuartel de La Tablada, y el 24, ante el fracaso de la intentona, el matutino de Lanata, y él particularmente, comenzaron a probarse nuevos trajes de justificación avergonzante. ¿Que había pasado? El diario operaba como principal receptáculo y protagonista de la denuncia de una supuesta conspiración golpista "carapintada", que denunciaron ante la justicia 20 días antes el abogado Jorge Baños y "Pancho" Provenzano (muertos luego en el asalto a La Tablada), azuzados por la "genuina" información del "Coti" Nosiglia y Carlos Becerra, conocidos históricos de aquél último. Inclusive, el propio Alfonsín se sumó a la campaña, que desprestigiaba a Menem, y anunció pomposamente en conferencia de prensa posibles "remezones" militares en consonancia con la denuncia de Baños.

Los medios controlados por el Gobierno con la mano firme de Cetrá, como Radio Rivadavia, "El Ciudadano", armaron una difusión alarmista del supuesto golpe que ungiría al vicepresidente Víctor Martínez. Lo propio hicieron los canales estatales, "Página 12", "El Periodista" y "Radio América" de Eurnekian, a través de Eliseo Álvarez.

Cincuenta días antes el diario de Lanata, en la pluma de Horacio Verbitsky, había llamado a la "resistencia civil", que dejaba abierta a la imaginación popular en consonancia con solicitadas y columnas firmadas de conspicuos miembros del MTP como Jorge Baños o Roberto Felicetti.

Y seguimos hablando del diario que dirigía el yuppie Lanata, que insistía en persuadir al lector de la falta de idoneidad de los mecanismos de la democracia y de la ley para resolver los problemas del país.

Los días 24 y 25, en los sueltos de la tapa- en este caso firmados- Jorge Lanata intentaba desesperado poner marcha atrás "cubriéndose" con manifestaciones de fé democrática y advirtiendo sobre una posible "caza de brujas".

Mientras Verbitsky, mucho más hábil, hacía hincapié en que "la escalada de agresiones entre Menem y Alfonsín ponen en peligro el sistema democrático".Ya el 13 de diciembre, "El Perro" Verbitsky se había curado en salud en un artículo dónde comentaba el "error político" que supondría comenzar acciones armadas bajo un régimen democrático. Pero recién 6 días después de la sangrienta intentona., Verbistky confesó que hacía unos 10 días Francisco Provenzano estaba obsesionado por un posible golpe de Estado y que él sospechaba que podía darse un "golpe de mano". Por eso admitió y escribió un artículo titulado "Al borde de la cornisa". Y avanzó más, casi de forma pornográfica: "a raíz de este episodio (el asalto al Banco Mercantil de Mataderos dónde fue abatido por la policía Olmedo), entrevisté a dirigentes de diversos grupos y movimientos de izquierda. Todos ratificaron su adscripción a las formas legales bajo un gobierno democrático, salvo el MTP. Uno de sus dirigentes me expuso la doctrina del Núcleo de Acero, y sostuvo que ante un nuevo alzamiento militar, que considera inevitable, tomarían las armas contra los rebeldes".


Jacobo Timerman




Aprendices de brujos, Nosiglia y Becerra les habían vendido ese alzamiento y Provenzano-Baños lo compraron al contado. "Página 12" y Jorge Lanata conocían los manejos, se sumaron a ellos y luego, intentaron despegar como si nada hubiese ocurrido. En política, los perdedores suelen pagar también al contado. Sin embargo, nuestro hombre Lanata logró sortear también esta instancia y caer temblando, pero parado.

Luego de La Tablada declinó por un tiempo la estrella de Verbitsky, pero sobre todo la de Lanata. Subió la de Pasquini Durán, por ese entonces un hombre allegado al portavoz presidencial, José Ignacio López, alguien por su parte bastante devaluado por insistir a la gente de los medios, 6 horas después del ataque, que se trataba de un alzamiento de la gente de Seineldín que "seguía resistiendo"; es evidente que no se había tomado el trabajo de ver la televisión.

La ruta de Lanata consignada más arriba devino en su actual imagen. Siguió cuatrereando con fina astucia discursos seductores para la clase media urbana y adquirió algunos vicios.....

Lanata no supera las tribulaciones promedio de más de un periodista encumbrado. Con pecados más o menos graves, le caben por lo tanto- a pesar de su capacidad de mimetizarse-las generales de la ley. Puede alegar cualquier descargo, menos inocencia.

Y gracias a este soberbio dos hombres no tuvieron la oportunidad del derecho de réplica, el Ministro Víctor Rossi y el Sr. López Mena.