sábado, 9 de agosto de 2008

Foro Social, "bomba atómica" venezolana y estrabismo político

Foro Social, "bomba atómica" venezolana y estrabismo político
por Alvaro Kröger



En Venezuela, la "explosión del poder comunal" consiste en la creación de 18 mil "consejos comunales" de inspiración comuno-anarquista, que sustituirán a los gobiernos y cámaras municipales, e inclusive funciones del propio Estado; han sido comparados por Chávez y sus seguidores con los "soviets" de la revolución de octubre de 1917 en Rusia y con la "comuna de París" de 1871.

Venezuela sufre una avalancha de medidas dictatoriales para controlar los Poderes del Estado, los medios de comunicación, la enseñanza y la iniciativa privada. La recientemente aprobada Ley Habilitante permite al presidente Chávez gobernar por decreto, con poderes absolutos.

En ese contexto, pasó desapercibido un acontecimiento bajo varios aspectos más grave, que el propio Chávez calificó de "bomba atómica de Venezuela": la "explosión del poder comunal". Se trata de la creación de 18 mil "consejos comunales", comunidades autogestionarias de inspiración comuno-anarquista, que deberán sustituir a los gobiernos y cámaras municipales, e inclusive funciones del propio Estado. Ese "poder comunal" será institucionalizado por una comisión legislativa que estudia la reforma constitucional; ha sido comparado por Chávez con los "soviets" de la revolución de octubre de 1917 en Rusia y por varios de sus seguidores, con la "comuna de París" de 1871. Algunos de sus adversarios llegan a vislumbrar en los "consejos comunales" el germen de un proceso con analogías con el impulsado por Pol Pot, en Camboya, según constata el enviado especial del periódico "The New York Times", Simón Romero, en un extenso reportaje de hace pocos días.

En 2006 Chávez destinó US$ 900 millones a los "soviets" venezolanos; y en 2007 anunció la duplicación de la ayuda, que llegará a la suma de US$ 1.800 millones. Algunos críticos señalan que dichos "consejos comunales" fortalecerán aún más el poder ya considerable del Estado venezolano. En realidad, existen indicios de que ese proceso, calificado por Chávez de "socialismo del siglo XXI", podría constituir un paso del socialismo de Estado rumbo a la autodisolución del propio Estado. Se caminaría así hacia la meta final, anárquica y autogestionaria del comunismo en la cual, según expresión de Marx, el propio Estado irá a un museo de antigüedades y hecho que Engels no aprobaría.

Confirman estas hipótesis las declaraciones del nuevo ministro del Poder Popular para la Participación y Desarrollo Social, David Velásquez, 28 años -el primer miembro del Partido Comunista de Venezuela que ocupa un cargo ministerial- que su meta es la de hacer que el aparato estatal venezolano, tal como se conoce hasta el momento, se transforme en "innecesario", siendo sustituido en sus funciones por los "consejos comunales". Esta declaración, junto con otros antecedentes en el mismo sentido, fue transcrita también en el aludido reportaje del diario "The New York Times".

Venezuela va hacia el abismo, empujada por un tipo de socialismo "sincrético", mezcla contradictoria y ambigua de religión, de anarquismo, de indigenismo, de estrategias pósgramscianas del Foro Social Mundial (FSM) y de comunismo, rumbo a la disolución no solamente del Estado sino también de la propia sociedad. Socialismo "sincrético" en el cual, como ya se mostró, personeros del Foro Social Mundial y del anarquismo internacional colocan sus esperanzas. Socialismo "sincrético" que, en cierto sentido, es lo opuesto del exacerbado racionalismo del mal llamado materialismo científico, que sirvió de fundamento al antiguo socialismo de Estado. El socialismo "sincrético", con el fortalecimiento de los "soviets" comunales y la corrosión de las funciones del Estado, es una meta que trasciende a Venezuela y está llegando a países como Bolivia y Ecuador.

El "neo-moderado" Luiz Dulci, ministro Secretario General de la Presidencia de Brasil, asesor directo del "neo-moderado" presidente Lula, explicó en el reciente 7o Foro Social Mundial, realizado en Nairobi, que su gobierno, por razones estratégicas y políticas no puede presentar un perfil "radical"; pero que, en contrapartida, el papel de los llamados "movimientos sociales" es el de hacer "presión" sobre la opinión pública y sobre los gobiernos para que éstos caminen en un sentido de izquierda. En el 12o Foro de São Paulo, Marco Aurelio García, alto asesor internacional del presidente Lula, había dado su aval a las "grandes desestabilizaciones" creadas por los llamados "movimientos sociales", que servirían para "quebrar hegemonías" así como para supuestamente "expandir" la democracia en el continente. Es por lo tanto una clara estrategia en la cual los "neo-moderados" y los "radicales" cumplen cada uno su papel, con una meta coincidente.

Desde este punto de vista, parece quedar claro el papel de los nuevos "soviets" venezolanos; de los "movimientos sociales" brasileños, como el Movimiento Sin Tierra (MST); y de las numerosas redes de ONG's latinoamericanas: con su presión revolucionaria darían el pretexto a los gobiernos de apariencia moderada para ir cediendo y deslizando sus países gradualmente hacia la desintegración de las instituciones.

Lo anterior constituye una "visión" de envergadura, pero creo no debe ser motivo de desaliento. Desenmascarar la idea de ese avanzado plano revolucionario en América Latina -que viene gestándose en las profundidades de la vida sociopolítica- funciona como un antídoto. Y contribuye a corregir el estrabismo de ciertos análisis que interpretan la marcha de la izquierda usando viejas categorías de pensamiento, que fueron eficaces para analizar el comunismo clásico del siglo XX, pero que no son suficientes para discernir las nuevas estrategias del anarco-socialismo del siglo XXI.

Referencias: “Venezuela: Chávez y el socialismo ‘sincrético’", "Foro Social Mundial de Caracas: ‘tomografía’ de las izquierdas" y "Foro de São Paulo, América Latina y crisis en la izquierda brasileña". Informes de los participantes. Folha de S. Paulo, Paulo Moreira Leite, "Chávez: ‘Todo o poder à comunidade", O Estado de S. Paulo, Simón Romero, "Memo From Caracas In Venezuela, Chavismo Is Dissected by Fans and Foes", The New York Times y Luciano Máximo, "Governo não pode ser radical, avisa Dulci", O Estado de S. Paulo.

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