sábado, 9 de agosto de 2008

ALCA: Oportunidades y Riesgos

ALCA: Oportunidades y Riesgos
* Alvaro Kröger


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Uno de los resultados más sorprendentes de la Cumbre de países americanos de Mar del Plata -incluso hasta para USA-- y muy a pesar de la izquierda beligerante encabezada por Chávez y Castro, ha sido el poner sobre la mesa de nuevo, el hasta ahora olvidado Acuerdo de Libre Comercio de las Américas, el famoso ALCA.

El ALCA nació en la administración demócrata de Clinton y fue abrazada con similar ímpetu por la administración republicana de Bush, porque se trata de un acuerdo beneficioso para los intereses comerciales americanos, sobre todo en el área de bienes, servicios y patentes.

Una vez que el ALCA se dio a conocer, la dictadura cubana --fuera del potencial acuerdo desde su nacimiento-- se empleó a fondo para tratar de que no se concretara, argumentando que el ALCA era un plan de USA para "anexar" a Latinoamérica.

El ALCA tiene como objetivo básico el de establecer un área de libre comercio continental, posibilitando el acceso de productos industriales, agrícolas, bienes y servicios a todos los mercados del Continente, libre de subsidios o impuestos de importación, constituyéndose en un mercado gigante de casi 1,000 millones de consumidores, conectados en un mercado común.

Pero no sólo el barbeta cubano es enemigo de un acuerdo como este, existen intereses norteamericanos asociados a los sindicatos, que se oponen fuertemente al establecimiento del mismo, por el temor a perder sus fábricas y puestos de trabajo dentro de la propia USA, que irían a asentarse en países del área, con mejores condiciones económicas y competitivas.

Hay que decir que el antecedente inmediato del ALCA fue el acuerdo de libre comercio firmado hace 12 años entre USA, Canadá y México, conocido como NAFTA, con cuyo acuerdo México se ha beneficiado grandemente y que se constituye en paradigma a seguir en Latinoamérica, a pesar de que el comercio agrícola es su talón de Aquiles, perjudicando a los mexicanos.

Durante el año 2003, la administración de Bush se lanzó a fondo para tratar de concretar el ALCA, precisamente antes de las elecciones presidenciales de 2004, para no tener el desgaste electoral interno que significaba promover un acuerdo potencialmente negativo para los sindicatos obreros y que necesariamente requerirían de ciertos sacrificios en el área agrícola.

El esfuerzo americano no se pudo materializar en 2003 por la oposición de los países del MERCOSUR, que exigieron a USA establecer un ALCA donde no solamente USA llevara ventajas, sino que, países con cierto desarrollo agrícola -como Argentina y el propio Brasil-- también tuvieran sus productos incluidos dentro del acuerdo, lo que implicaba eliminar los fuertes subsidios agrícolas que USA mantiene sobre su ineficiente y costosa agricultura.

USA entonces tomó la decisión de comenzar discusiones bilaterales con determinados países y con pequeños bloques, dejando de lado la pretensión de concretar el ALCA a corto plazo. De esa manera comenzaron discusiones para la firma de acuerdos de libre comercio bilaterales con Chile y con Centroamérica, acuerdos que en la actualidad se han visto materializados.

Para el análisis de la división creada por el ALCA en Mar del Plata, es necesario diferenciar tres aspectos del problema:

a) Hay países (dos) que se oponen al ALCA por su posición ideológica marxista y anti-norteamericana, es el caso de la Cuba Castro y la Venezuela de Chávez, pero carecen de argumentos para la discusión, salvo su conocida posición de que ALCA es anexión.
b) Existe otro bloque de países, específicamente los países del MERCOSUR, Brasil Argentina, Uruguay y Paraguay, que no se oponen al ALCA, pero se oponen a establecer un acuerdo que solamente beneficie a los intereses americanos, como sería firmar un ALCA en el que USA impida la entrada a su mercado de los productos agrícolas de estas naciones, netamente agrícolas, con lo cual no obtendrían ninguna ventaja de tal acuerdo.

c) Hay que decir que no todos los países de la América del Sur, el Caribe o Centroamérica, tienen una agricultura tan competitiva como la de Brasil y Argentina, de manera que estos países no tendrían objeciones mayores para firmar un acuerdo con USA sin la eliminación de subsidios agrícolas y por eso ha sido posible el tratado con Centroamérica.

Sin embargo, hay otro factor clave para el éxito de este acuerdo comercial: el ALCA es un acuerdo que no es independiente. Hay otra discusión que se lleva a cabo en paralelo al ALCA, en este caso a nivel global y liderado por la Organización Mundial de Comercio, OMC, cuyo objetivo es similar al del ALCA, pero tratando de obtener acuerdos de comercio a nivel mundial.

La posición original de USA en Mar del Plata era la de incentivar a los países a establecer un cronograma para la implantación del ALCA a partir del 2006, en función que hay programada una reunión de la OMC a ser celebrada el 13 de diciembre de este año en Hong Kong, donde Estados Unidos y la Unión Europea serán los principales contendientes, ambos presionados por la OMC para que disminuyan sus subsidios agrícolas (el mismo reclamo del MERCOSUR a USA en el seno del ALCA) como condición para llegarse a acuerdos a nivel internacional.

La posición tanto de USA como de la UE, ha sido tradicionalmente refractaria a discutir la disminución de los subsidios agrícolas de sus productores e insisten en establecer acuerdos en las áreas en las que son competitivos -comercio de bienes industriales y servicios-- sin dar a cambio la posibilidad del libre comercio en el área agrícola, donde no son competitivos.

Las discusiones del ALCA hay que verlas pragmáticamente, en función de los intereses de cada país --o bloque de países-- y eso precisamente es lo que sucede en las discusiones con el MERCOSUR, que pretenden firmar un acuerdo que beneficie sus economías agrícolas.

Lamentablemente, ya se sabe que la próxima reunión de la OMC en Hong Kong no llegará a acuerdos en la sensible área agrícola, fundamentalmente por la resistencia europea a reducir sus subsidios agrícolas a sus productores, con lo cual USA se verá imposibilitado a reducir a su vez las suyas, haciendo más difícil las discusiones del ALCA, que se verá en la disyuntiva poco agradable de dejar fuera del ALCA a Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay: un ALCA limitada.

La interrelación entre las decisiones europeas con sus subsidios agrícolas y las decisiones americanas dentro del ALCA, se ven más claras en el siguiente ejemplo, relacionado con un sensible producto agrícola: el azúcar..USA subsidia su producción azucarera y paga a sus productores casi tres veces el costo de producción equivalente en América del Sur y Centro América. Europa también subsidia sus productores azucareros y en este ramo ha establecido un 'sistema azucarero', donde también paga a productores de Asia, África y el Caribe, precios subsidiados para comprarles 'políticamente' sus producciones, dentro de un esquema como el siguiente: el sistema azucarero europeo produce anualmente en torno de 20 millones de toneladas de azúcar.

De ellas, solamente consumen unos 14 millones de toneladas, exportando el restante, unos 6 millones de toneladas al mercado mundial. El sistema europeo produce azúcar a razón de 800 dólares la tonelada y la vende en el mercado mundial a 250-300 dólares la tonelada, teniendo que subsidiar la diferencia, algo en torno a 1,900 millones de dólares/año.

Si USA por ejemplo, firmase el ALCA con América Latina, reduciendo los subsidios a su producción azucarera, sin previamente haber firmado con Europa la eliminación de los suyos, el mercado norteamericano se vería inundado de azúcar europea subsidiada -directamente o triangulada a través de países firmantes del ALCA-- a precios muy inferiores a los de USA, teniendo hipotéticamente que cerrarse todas las fábricas de azúcar en Estados Unidos.

Por tanto, ALCA solamente habrá cuando USA y Europa decidan eliminar la distorsión de continuar subsidiando sus agriculturas, y así posibilitar una competencia de igual a igual con los países agrícolas, de manera que solamente se mantengan en el mercado aquellas producciones eficientes y competitivas, que contradictoriamente es el argumento principal que USA esgrime en el área industrial, donde sus productos son más competitivos que el resto.

Existen otros productos además del azúcar (Brasil tiene en menor costo de producción de azúcar del mundo, porque balancea su fabricación con la alcohol combustible) en los que tanto Brasil como Argentina son altamente competitivos, como la producción de cítricos (jugo de naranja concentrado) y frutas de todo tipo, soja, trigo, algodón, granos, derivados lácteos, carnes vacunas, aves y cerdos, entre muchos otros renglones agrícolas hoy subsidiados en USA.

Hay que decir que Estados Unidos ha propuesto reducir sus subsidios agrícolas, pero siempre exigiendo a Europa una contrapartida equivalente, lo que ha sido sucesivamente negado por los países de la Unión Europea, sobre todo por Francia, campeona del proteccionismo agrícola. Esto probablemente frustre, como ya se ha dicho, la próxima reunión de la OMC en Hong Kong, para intentar destrabar este importante nudo comercial, que por otra parte, permitiría a muchos países en vías de desarrollo colocar sus productos en los mercados de los países desarrollados.

Toda negociación comercial debe ser un intercambio mutuamente beneficioso, donde es necesario balancear lo que se gana con lo que se pierde. Lo que no se puede (o no se debe) es Estados Unidos exigir a países de menor grado de desarrollo, en este caso a los países del MERCOSUR, firmar un acuerdo que claramente atenta contra sus intereses nacionales, en lo cual la gritería de Chávez y el cinismo de Castro (que compra cientos de millones de dólares en productos agrícolas a USA por año) tengan absolutamente algún peso.

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