sábado, 9 de agosto de 2008

Lo peor que nos puede pasar:

Lo peor que nos puede pasar:
viejos y subdesarrollados
por Alvaro Kröger



La población latinoamericana se está haciendo vieja antes de haber crecido. El ex-ministro de economía de Perú, Pedro Pablo Kuczynski no se cansó de repetir esta idea durante la Asamblea de gobernadores del Bid, celebrada en Lima a fines de marzo del 2004 y pasados 3 años no se ha empezado a hacer nada al respecto. Con tanto problema urgente en la región, la preocupación de Kuczynski por el problema del envejecimiento puede parecer exagerada. Pero en realidad no es así. Aunque América Latina es un continente fundamentalmente joven, está envejeciendo a pasos agigantados. Según las proyecciones demográficas de la Cepal, de aquí al año 2050 la población latinoamericana de más de 60 años se triplicará, para llegar a casi la cuarta parte del total, mientras que la edad media de la población pasará de los 25 años registrados en 2000 a 39 años en 2050. Si no se comienza a enfrentar este profundo cambio demográfico ahora, las consecuencias serán graves. En México, ya ese año de 2004 el sistema de pensiones gobierno federal para retirados públicos y privados que se jubilaron antes del lanzamiento del sistema de capitalización individual demandó del gobierno federal US$ 13.800 millones, más del 2% del PIB. Y nosotros seguimos bobeando con TLC sí, TLC no......TLC tal vez, y mientras tanto seguimos subdesarrollados y envejeciendo.

El envejecimiento de la población no es un fenómeno exclusivo de América Latina. En Estados Unidos y Europa el problema de cómo mantener a cada vez más pensionados con cada vez menos trabajadores está en el primer lugar de las preocupaciones de académicos y gobernantes. Lo vienen solucionando haciendo la "vista gorda" con los emigrantes africanos y latinoamericanos fundamentalmente.

Si en el mundo desarrollado, con ingresos pér cápita hasta diez veces mayores que los de muchos países latinoamericanos, el sistema camina al colapso, es mejor no pensar cómo será en esta parte del mundo cuando llegue la hora. Especialmente si se toma en cuenta que, probablemente, EE.UU. y Europa, recurrirán a la fuerza laboral más joven del mundo en desarrollo -con América Latina en un lugar destacado-- para compensar el envejecimiento de su población. Por eso Kuczynski tiene razón en preocuparse y todos nosotros con él.

Entonces, ¿qué hacer? Lo primero es diseñar sistemas de jubilación pensando en el largo plazo. Los sistemas de capitalización individual vigentes en varios países latinoamericanos pueden ser uno de ellos, como muestran -hasta ahora-- las experiencias mexicanas y chilena, donde hay rendimientos crecientes para los afiliados a este sistema.

Pero más importante aun que el modelo jubilatorio, es crear las condiciones para que la energía, talento y creatividad de los latinoamericanos se transforme en riqueza. Y esto pasa fundamentalmente por la formalización de las grandes masas de trabajadores, microempresarios y entrepreneurs asentados en los conos urbanos de las ciudades latinoamericanas. Incorporarlos a la formalidad no sólo les da las posibilidades para crecer con más eficiencia. También significa que comenzarán a aportar a los sistemas jubilatorios y que tendrán la oportunidad de sobrevivir dignamente a la hora del retiro. Las experiencias del peruano Hernando de Soto y su Instituto Libertad y Democracia en materia de formalización de la economía son dignas de tener en cuenta. Paradójicamente, sus propuestas han sido mejor recibidas en África y Asia que en la propia América Latina.

Además de la formalización, hay otras tareas igualmente urgentes. Una de ellas es reformar los mercados de capitales locales para aprovechar mejor el incipiente pero creciente ahorro interno, generado fundamentalmente por las cuentas para pensiones. Se trata de lograr una palanca más eficiente para el desarrollo económico y asegurar al mismo tiempo una rentabilidad adecuada para los fondos de pensiones. En muchos países se vive hoy la paradoja de contar con stocks de ahorro interno que no tienen alternativas de inversiones seguras y rentables en el mercado interno y que están impedidas de salir al exterior, caso nuestro por ejemplo. El resultado es un subsidio encubierto a los costos de capital en el mercado interno -música para los oídos de muchos políticos--, pero significa más pobreza para los jubilados del mañana.

El mensaje es claro, tenemos que crecer antes de envejecer, para crecer hay que desarrollarse, para desarrollarse hay que conseguir inversiones seguras que garanticen fuentes de trabajo. Y todo esto lo tenemos que hacer en pocos años, porque se nos viene la noche......!!!!!

Referencias: P.Kuczynski, Bid, Cepal

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