martes, 31 de julio de 2007

UNA NOCIÓN DE MODA

UNA NOCIÓN DE MODA
El concepto de desarrollo sustentable surgido primero en seminarios académicos hace dos décadas, aparece gracias a un informe llamado Nuestro Futuro Común. Hecho por la Comisión Mundial sobre el Ambiente y el Desarrollo, el informe argumentó que el empuje de las economías, protegiendo recursos naturales y asegurando la justicia social no está en desacuerdo con los objetivos propuestos.

Un ambiente sano, en teoría , provee a las economías nacionales de recursos naturales esenciales. Una economía próspera, por su parte, permite a la sociedad invertir dinero en la protección del medio ambiente y evitar injusticias como la pobreza extrema. Y el mantenimiento de la justicia, promoviendo las libertades de oportunidad y la participación política, por ejemplo, asegura que los recursos naturales son bien manejados y los beneficios económicos son devueltos a la sociedad. Las civilizaciones que no han hecho caso de estas conexiones han sufrido: los habitantes de la isla de Pascua, que al talar sus bosques provocaron una espiral de dificultades económicas y lucha que tarde o temprano condujo al derrumbamiento de su civilización.

Aún con el concepto de desarrollo sustentable, existe la creencia convencional durante las dos décadas pasadas, que algo ha ido horriblemente mal. Como el concepto acentúa la interconexión de todo, ha sido vulnerable a la distorsión por el pensamiento "quietista" y se ha hecho un imán para grupos de interés especiales. Los perros guardianes de los derechos humanos, grandes empresas químicas, pequeñas naciones isleñas, arquitectos "verdes" y operadores de centrales nucleares se han conectado a ésta noción de moda sólo para intentar destruírla para sus propios fines. En vez de reconciliar la naturaleza, la economía, y la justicia social, el desarrollo sostenible se sobreespecializó y se hacen listas de comprobación en gran parte sin significado y objetivos. Dañinas en particular han sido una serie de las cumbres de las Naciones Unidas conducidas por acuerdos generales que han hecho documentos políticos amplios e incoherentes. El desarrollo sustentable, la brújula que fue diseñada para mostrar el camino a la economía justa y viable, ahora se balancea en todas las direcciones.
Este deterioro era probablemente inevitable. Pero los asuntos vistos en retrospectiva, no sólo porque el desarrollo sustentable se ha hecho una cubierta para la inacción y un agujero negro para los recursos; es también una oportunidad gastada. El concepto ha ganado una reputación tan poderosa durante las dos décadas pasadas, que si recuperó su significado original, podría hacerse una fuerza directriz para gobiernos, empresas y organizaciones no gubernamentales.

El precio de la fama
Un modo de remontar la crisis del desarrollo sustentable es de seguir la degradación de la idea por las Naciones Unidas. Después de todo, su defensor más prominente, la Comisión Mundial sobre Ambiente y Desarrollo, encabezado por el entonces primer ministro noruego Gro Brundtland,se ha manejado conforme a un mandato de las Naciones Unidas. Las Naciones Unidas representada por su Asamblea general y la Secretaría de las Naciones Unidas fueron siempre la vanguardia defensora de la visión de Brundtland.Y hoy, las conferencias, comisiones, y las fuerzas que constituyen el aparato del desarrollo sustentable ha hallado su foco dentro del sistema de las Naciones Unidas. Que pasa allí vale la pena observarlo , no porque las Naciones Unidas sean únicamente responsables de lo que se han equivocado, pero sí porque la organización refleja las aspiraciones y los defectos de los actores que son.

Alvaro Kröger

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