miércoles, 25 de julio de 2007

Hay que desencadenar la oposición iraní

Hay que desencadenar la oposición iraní

Es siempre difícil de encontrarse en los turbulentos ambientes políticos de emigrados y particularmente en el grupo iraní de oposición conocido bajo el nombre de Mujahedeen-e Khalq (MEK) o La organización de Mudjahiddines del pueblo iraní (OMPI). En pocas palabras, el régimen del Estado del golfo productor de petróleo al cual se opone asusta a una mitad de Occidente y tienta a la otra; y el OMPI mismo es acusado de ser el resto de un culto marxista-islamista terrorista.
Pero estos obstáculos no impidieron al OMPI pregonar que el islamismo es la nueva amenaza mundial, de dar informaciones importantes a Occidente (por ejemplo sobre el programa nuclear iraní), de aterrorizar el régimen de Teherán y de poner en pie grandes manifestaciones de solidaridad contra el régimen iraní. Resumiendo: no les viene bien nada.

Hubo una manifestación semanas atrás en un vasto parque de exposiciones próximo a París, dónde unos 20.000 iraníes del mundo entero se reunieron o fueron reunidos para oír la música de su antiguo país, ondear banderas y banderolas y escuchar discursos cortos de simpatizantes no iraníes , particularmente el miembro del Congreso americano Bob Filner, demócrata por California, y el ex-primer ministro argelino Sid Ahmad Ghozali. En ésta reunión el público pudo seguir la visión particular de la situación (85 minutos de discurso) de la dirigente de la OMPI, Maryam Radjavi.
En la reunión llama la atención varias cosas. Primero, la "producción" del evento de tipo americano, recordando una convención política americana (globos y confettis, secuencias de vídeo que muestran la llegada de la líder a caballo, muy del tipo Rezha Palevi) y estuvo esencialmente destinada a un público situado fuera del edificio, especialmente en Irán.

En segundo lugar, el acontecimiento perseguía aparentemente dos objetivos: recordarles a los iraníes que existe una alternativa a la teocracia actual y hacer presión sobre la Unión Europea para que suprima al OMPI de su lista de terroristas. Para los iraníes, la parte musical comprendía a hermosas jóvenes vestidas (audazmente, para ellos) a la occidental. Para los europeos, la parte nostálgica fue la canción de los partisanos de la Resistencia francesa durante la Segunda Guerra Mundial.
En tercer lugar, el análisis detenido de Radjavi no mencionaba a los Estados Unidos, ni a Israel , cosa extremadamente rara para un discurso de política de Medio Oriente. Y tampoco hizo la menor alusión a las teorías conspirativas , una novedad verdaderamente muy grande en la política iraní.

Por fin, ningún grupo de oposición en el mundo puede hacer demostraciones de fuerza tan impresionantes como el OMPI, con sus millares de partidarios,a menudo jóvenes, y sus dignatarios.

Estos factores, aumentados a la reacción casi fóbica causada por el OMPI entre el mullahs, indican que la organización constituye un instrumento tremendamente eficaz para intimidar a Teherán.

Por desgracia, los Occidentales no pueden trabajar con la OMPI a causa de una decisión tomada en 1997 por la administración Clinton y adoptada cinco años más tarde por la Unión Europea de intentar ablandar a los Mullahs declarando que el OMPI era un grupo terrorista y situarla así en un pie de igualdad con Al-Qaeda, Hamas y Hezbollah.
Un miembro del Parlamento europeo, acota que " los funcionarios a los dos lados del Atlántico declararon públicamente que la sola razón por la cual este grupo ha sido colocado en la lista americana de terroristas era hacer un gesto de buena voluntad al régimen iraní ".
Pero la OMPI no representa ningún peligro para americanos y europeos, desde décadas. En cambio, constituye sí un peligro del régimen teocrático belicoso de Teherán. La utilidad de la OMPI para los Estados occidentales es reflejada en la incoherencia, de la actitud del gobierno americano respecto a ella en el curso de la última década. Así, una anécdota divertida que ocurrió en octubre del 2003, cuando Colin Powell, secretario de Estado, le recordó agriamente a Donald Rumsfeld, entonces secretario de defensa, que los 3800 combatientes de la OMPI estacionados en el campo iraquí Ashraf habían sido tratados como presos y no como aliados.

Pero no será nada divertido cuando la presencia americana en Iraq sea reducida y cuando miles de miembros desarmados de la OMPI estén abandonados a los caprichos del régimen proiraní de Bagdad. La administración Bush, debe tomar tres medidas. Primero, permitir a los miembros de la OMPI dejar el Campo Ashraf con dignidad y en seguridad. Luego, borrar la organización de la lista de los grupos terroristas, permitiéndole así despacharse a gusto contra la República islámica de Irán. Por fin, sacar partido del temor desmerusado que inspira el OMPI al régimen de Teherán.

Como se sugería hace cuatro años, " para disuadir a los mullahs de adoptar una actitud hostil (sostener el terrorismo contra las tropas de la coalición en Iraq, fabricar armas nucleares, etc.), podría revelarse muy útil el hecho de hacer correr el rumor que los Estados Unidos encuentran en la OMPI un aliado, o que le brindan su ayuda logística en el campo de la información contra el régimen ".

El consejo es bueno, pero..¿soportará la espera de 18 meses más?.

Alvaro Kröger

No hay comentarios: