viernes, 31 de agosto de 2007

Unirse para excluir a Saudi Arabian Airlines

Unirse para excluir a Saudi Arabian Airlines
Daniel Pipes


En su sitio Web en lengua inglesa, la compañía Saudi Arabian Airlines (Saudia) declara que el reino saudí prohibe la " Biblia, los crucifijos, las estatuas, los grabados y otros objetos que llevan símbolos religiosos tales como la estrella de David" Propongo suspender el derecho de esta compañía que utiliza los aeropuertos occidentales tanto tiempo como el gobierno saudí mantendrá esta política detestable.

Michael Freund llama la atención de esta reglamentación en un artículo reciente de Jerusalem Post, " Los saudíes podrían confiscar la Biblia de los turistas ", subrayando que el sitio Web de Saudia dedicado a las " reglamentaciones aduaneras " enumera los artículos prohibidos en una rúbrica titulada " Objetos y artículos que pertenecen a otras religiones que el Islam".
Viendo esto, Freund entró en contacto con la oficina en Nueva York de Saudia, donde "Gladys" le confirmó que esta regla estaba siendo completamente aplicada. " Sí Señor, es de lo que nos enteramos, lo que es problemático de introducir estos objetos en Arabia Saudita, y usted no puede hacerlo. " Un funcionario del consulado de Arabia Saudita en Nueva York todavía precisó las cosas. " No está autorizado a llevar aquellas cosas en el reino. Si usted lo hace, se las confiscarán. Si es verdaderamente importante para usted, puede tratar de llevarlos con usted y ver lo que pasará, pero no se lo aconsejo. "

En reacción a la interdicción saudí de las iglesias, la Biblia y las estrellas de David, algunos querrían prohibir las mezquitas, el coranes y las medias lunas en Occidente, pero esta medida es totalmente indefendible e inaplicable comparado con las libertades de expresión y de culto. El Corán, por ejemplo, no es un producto saudí y no puede servir de rehén frente a la política saudí. Poca importancia tiene hasta qué punto el gobierno saudí quiere identificarse con Islam: esto no le da derecho de propiedad sobre esta religión.
Además, como lo dice Stephen Schwartz, del Center of Islamic Pluralism, los aeropuertos saudíes contienen carteleras que les señalan a los viajeros que la "mutawwa' (policía religiosa) del aeropuerto confiscara coranes y otros textos islámicos y los objetos musulmanes de origen no saudí. Esta política dirigida particularmente contra los Chiitas y Ahmadis traduce una tendencia más ancha de supremasía wahabita. De manera más general, los dirigentes saudíes están en la cabeza de un país dónde el gobierno americano condenó su " ausencia de libertad religiosa " y ser de los países más represivos del mundo en materia de religión.

Saudia, la compañía aérea nacionalizada que constituye un portal del mundo para Arabia Saudita, ofrece un medio de presión susceptible de hacer evolucionar la situación. Para sacar partido de esta vulnerabilidad, los gobiernos occidentales podrían exigir que el gobierno saudí permita la presencia de " aquellas cosas " bajo pena de ver a Saudia excluido 18 aeropuertos que usa actualmente en Europa, en América del Norte y en Japón. Si estos destinos le son prohibidos, Riad se encontraría frente a elecciones muy desagradables:

*Ignorar esta acción. Autorizar a las compañías aéreas occidentales a perjudicar a Arabia Saudita sin reciprocidad probablemente constituiría una humillación insoportable para la monarquía.

*Replicar por la interdicción de las compañías occidentales. Suprimir a las líneas occidentales aislaría sin duda demasiado a los saudíes de los principales mercados y de los grandes destinos.

*Autorizar los objetos religiosos no wahabitas. Esto no les dejaría otra elección a los saudíes que de aceptar la importación de la " Biblia, los crucifijos, las estatuas, los grabados y otros objetos que llevarían símbolos religiosos tales como la estrella de David ". Además, una vez estos objetos autorizados, otras liberalizaciones podrían seguir - por ejemplo la presencia de edificios y de cultos religiosos no islámicos en Arabia Saudita para los millones de residentes no musulmanes del país. Y los musulmanes que rechazan la interpretación wahabita del Islam también gozarían de esta flexibilidad.

Tal acción concertada también les señalaría a los déspotas de Ryiad que los Occidentales habían dejado por fin de aceptar servilmente sus decisiones. ¿ Quién será el primero que actúa? ¿ Cuál gobierno nacional o municipal se eximirá primero de su postura acostumbrada de dhimmi y excluirá a Saudia (eslogan: We aim to please you - aspiramos a satisfacerle) de sus pistas, obligando así al reino saudí a autorizar la presencia de objetos religiosos no islámicos, tan monoteístas como politeístas, sobre su territorio? ¿ Dónde está Atenas, Francfort, Ginebra, Houston, Londres, Madrid, Málaga, Manchester, Milano, Munich, Nueva York, Niza, París, Praga, Roma, Viena, Washington?

¿ Si ningún gobierno quiere moverse, por qué ninguna delegación compuesta de cristianos, de judíos, de hindúes, de budistas y de miembros de otras religiones que embarcan con una manera muy mediatizada en un vuelo de Saudia enarbolando ostensiblemente sus objetos religiosos, desafiando la compañía aérea a confiscar? ¿ O cuál compañía de abogados en uno de estos once países hará acciones judiciales en nombre de los derechos del hombre contra Saudia en su calidad de órgano del gobierno saudí?

Este asunto es una ocasión de reunir a la izquierda y la derecha contra el Islam radical. ¿ Quién tomará la antorcha en esta confrontación con la discriminación, la arrogancia y la represión saudíes?

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