viernes, 28 de agosto de 2009

CORSARIO EN LIBERTAD

CORSARIO EN LIBERTAD
Por el Capitán de Navío Bidlingmaier (*)
El episodio del "Graff Spee".
26 de setiembre al 17 de diciembre de 1939

En 1939,la Marina alemana no podía enfrentarse con la inglesa en una decisiva batalla de superficie, como lo fue la de Jutlandia en 1916. Pero con su flota de U-Boot y los rápidos y poderosos acorazados de bolsillo, estaba en situación de provocar el desconcierto en las más vitales rutas de comunicación, a través de las cuales se desarrollaba el tráfico inglés. Dos de aquellos acorazados de bolsillo habían abandonado su base antes del comienzo de la guerra; y uno de ellos el Graff Spee, inició una singladura que llamó la atención de todo el mundo.

Al estallar la Segunda Guerra Mundial, la "Directiva Nº1" del Alto Mando alemán fue breve y precisa: "La Marina alemana llevará a cabo su propia actividad bélica contra las unidades mercantes, y su principal objetivo serán los buques ingleses". Para cumplir la misión, los cruceros acorazados de construcción especial (conocidos como Acorazados de Bolsillo) con el auxilio de barcos de apoyo, eran sin duda unidades idóneas.

Con tales buques, el Mando naval alemán esperaba obtener resultados inmediatos y decisivos. En agosto, antes que se produjera la declaración de guerra, dichas unidades recibieron la orden de zarpar hacia el Atlántico. Sin embargo, Hitler no quiso concederles inmediata libertad de acción, por cuanto, tras su rápida victoria sobre Polonia, esperaba llegar a un acuerdo pacífico con las potencias occidentales.

Pero el 26 de setiembre, ante la insistencia del Almirante Raeder, se concedió autorización a estos acorazados para que iniciaran sus actividades bélicas. En aquel momento el Admiral Graff Spee se encontraba ya en el área de espera, en el Atlántico meridional. Después de estudiar cuidadosamente la situación, el capitán de navío Langsdorff, comandante del buque, llegó a la conclusión de que las rutas comerciales de América del Sur eran más vitales para el enemigo que las del Cabo Buena Esperanza; todo ello, claro está, presciendiendo del Mediterráneo, que ofrecía a los buques Aliados una navegación segura desde Gibraltar a Adén

Por lo tanto, decidió poner rumbo al Oeste, dirigiéndose hacia Pernambuco y dejando atrás, en el área de espera, a su barco de apoyo, el Altmark. En Alemania, la sección de operaciones del Estado Mayor de la Marina, a la que informó de sus intenciones,, envió a Langsdorff, el 29 de setiembre de 1939, un comunicado en el que le recordaba las instrucciones de la orden operativa, según las cuales se le prohibía específicamente exponer a su unidad al riesgo de una verdadera batalla naval.

A las 13 horas del 30 de setiembre, el Graff Spee avistó el primer barco enemigo; pero cuando el buque alemán se aproximó a menos de 15 millas, el mercante inglés cambió de rumbo, como si pretendiese huír. Langsdorff ordenó inmediatamente que saliera el hidroavión, de que disponía el acorazado, con el objeto de detener al barco británico. El aparato cumplió su misión, pero no sin que antes el buque consiguiera trasmitir la señal de alarma.

Al aproximarse más aún el Graff Spee, toda la tripulación del mercante ocupó los botes, formando un amplio círculo alrededor del buque. Langsdorff ordenó que fueran subidos a bordo el capitán y el jefe de máquinas, se puso en comunicación con la estación de radio de Pernambuco para asegurarse de que los restantes miembros de la tripulación fueran recogidos y después hundió el barco. Se trataba del mercante inglés Clement

El interrogatorio a que fueron sometidos los dos prisioneros permitió tener algunas informaciones interesantes. Siguiendo las instrucciones del Almirantazgo, el capitán del Clement había destruído todos los documentos de a bordo, pero Langsdorff averiguó que todos los buques mercantes ingleses tenían órdenes de trasmitir mensajes detallados en cuanto localizasen un barco de guerra enemigo.

Los ingleses creían que, de este modo, obligarían al corsario a abrir fuego, lo que daba pretexto a que la tripulación botara las lanchas salvavidas y se retrasara cualquier indagación a bordo del barco. En el poco tiempo disponible, la instalación de radio y las máquinas debían destruírse en lo posible, a fin de que el enemigo no pudiera emplear la presa como buque de apoyo. Langsdorff comprendió entonces que, en lo sucesivo, el Graff Spee debería aproximarse con el mayor de los sigilios a sus víctimas para que la tripulación adversaria no tuviese tiempo de proceder de ese modo.

Terminado el interrogatorio de los prisioneros, el comandante Langsdorff fue informado de la proximidad de otros dos barcos. El primero era sin lugar a dudas un mercante neutral, cuyo rumbo lo llevaría a encontrar a la tripulación del Clement, que de ese modo sería salvada. Langsdorff no intentó ponerse en contacto con ese buque. El segundo era el mercante griego Papalemos, al que trasladó a sus dos prisioneros.

La alarma que todo esto produjo se manifestó inmediatamente en un diluvio de mensajes por radio; se alertó a todos los buques mercantes y se adoptaron medidas de protección. El Almirantazgo inglés consideró, desde el primer momento, que el ataque había sido obra de uno de los corsarios alemanes de superficie, aunque hasta el 1º de octubre no se confirmó la suposición, hecha por la tripulación del Clement cuando fue desembarcada en un puerto sudamericano.

De acuerdo con el Ministerio de Marina francés, el Almirantazgo británico envió al Atlántico diversas unidades de su flota, con misión de dar caza al navío alemán, y ordenó además a 4 destructores, que tenían orden de regresar a sus bases en Inglaterra, que permaneciesen en el Atlántico meridional.

El "Graff Spee" se disfraza de buque francés

En vista de las disposiciones que supuso se adoptarían contra él, el comandante Langsdorff decidió interceptar las rutas comerciales del cabo de Buena Esperanza Basándose en las declaraciones de los dos prisioneros del Clement, ordenó pintar de color claro las paredes laterales y la frontal de la torre, y los bordes de color oscuro; de este modo esperaba que la siguiente víctima no desconfiaría lo más mínimo, puesto que el Graff Spee parecería así un buque aliado.

A las 7 horas del 5 de octubre apareció en el horizonte otro mercante. Enfilando directamente hacia él, de modo que sólo mostraba la proa, el Graff Spee se aproximó a una distancia inferior a una milla antes de ordenar al barco que parase las máquinas y que no trasmitiera ningún mensaje. Aún así, el radiotelegrafista del mercante el Newton Beach, logró trasmitir una débil señal y, pese a la rapidez con que los hombres del Graff Spee subieron a bordo, el capitán también tuvo tiempo de destruír todos los documentos secretos que obraban en su poder, excepto uno.

Admitió que el enmascaramiento del acorazado de bolsillo le había inducido a creer que se trataba de un barco de guerra francés y que advirtió su error en el último momento.

El documento que cayo en poder de Langsdorff le resultó muy útil, pues le proporcionó informaciones que le permitían confundir al enemigo radiando falsas señales de alarma; por otra parte, le confirmó en su opinión que aún no existían rutas unificadas para los convoyes y que cada unidad inglesa navegaba con absoluta independencia.

Dos días después divisaron otro mercante británico, el Ashlea, y la mimetización del Graff Spee demostró nuevamente su eficacia, pues también el capitán inglés tomó el acorazado alemán por un buque francés. En esta ocasión, los alemanes consiguieron ocupar la cabina de radio sin dar tiempo a trasmitir ninguna señal de alarma. Revisando el diario de a bordo, Langsdorff averiguó que dos barcos no seguían nunca la misma ruta, lo cual significaba que después de cada interceptación debía cambiar de rumbo para encontrar otra presa.

Durante los dos días siguientes, la escasa velocidad del Newton Beach retrasó tanto la marcha del Graff Spee que Langsdorff decidió hundirlo, tras efectuar el trasbordo de todos los prisioneros. El 10 de octubre, a mediodía el enmascaramiento del navío alemán le proporcionó el tercer éxito, ya que engaño al capitán del Huntsman, mercante inglés de gran tonelaje que transportaba caucho, lana, yute, minerales ferrosos, té y pieles.

Estos tres éxitos se habían logrado al norte de la isla de Santa Elena. A partir de ese momento, Langsdorff debería tener en cuenta las medidas que el enemigo ya estaría tomando contra él.

En consecuencia, decidió abandonar la zona, pero trasmitiendo antes una falsa alarma, como si fuera el Newton Beach, en la que se decía que el mercante había descubierto un submarino. El 10 de octubre por la tarde, después de haber valorado el botín, envió un mensaje a la Sección Operativa del Estado Mayor de la Marina alemana, informando que las rutas mercantes se hallaban ahora hasta unas 300 millas al sur de las rutas comerciales normales en tiempos de paz y poniendo de relieve que los puntos de intersección de tales rutas se protegerían fuertemente. Por lo tanto, en los puntos más favorables a sus incursiones, el Graff Spee correría el riesgo de verse obligado a combatir.

En el diario de a bordo, Langsdorff anotó que, a su juicio, la Sección de Operaciones debería permitirle correr riesgos eventuales "si se prevén resultados favorables rápidos y eficaces".

Mientras el Graff Spee se acercaba al lugar donde estaba previsto el encuentro con el Altmark - su barco de apoyo -, se comprobó que las estaciones de radio inglesas en territorio africano desarrollaban una intensa actividad. Naturalmente, las noticias de las correrías del acorazado de bolsillo alemán se habían difundido con rapidez, por lo que las rutas comerciales en torno al cabo de Buena Esperanza fueron debidamente protegidas. Langsdorff consideró que los refuerzos procedentes del océano Indico se concentrarían en Ciudad del Cabo, y que probablemente saldrían en su busca un acorazado, dos portaaviones, seis cruceros pesados y seis ligeros; desde luego, su valoración fue superior a los efectivos que, en realidad, componían las fuerzas enemigas.

El encuentro con el Altmark tuvo lugar en la mañana del 14 de octubre , produciéndose un momento de estupor por parte de su capitán, el cual también confundió al Graff Spee con un barco de guerra francés.

Una vez efectuado el trasvase de combustible y el traslado de los prisioneros a bordo del Altmark, Langsdorff aprovechó la breve pausa para revisar a fondo las máquinas de su navío.

Según las informaciones que trasmitió el 14 de octubre la sección operativa del Estado Mayor de la Marina alemana, las fuerzas enemigas que pretendían dar caza a Langsdorff comprendían:

INGLESAS

En la costa oriental de Sudamérica:
Achilles; Ajax; Exeter y Cumberland así como también algunos destructores de escolta. Posiblemente estuviesen también el Vindicative y el Despatch.

En la costa occidental de Africa:
Neptune, Danae y Albatros, algunos destructores y 2 submarinos

Sector de Durban:
Sussex y Shropshire

Con rumbo sur por el mar Rojo:
Glorious y Malaya

América septentrional e Indias occidentales:
Berwick, York, Orion y Perth y algunos destructores

Sector de Gibraltar:
Norfolk y Suffolk, más siete submarinos de la base de Malta

FRANCESAS:

Vigilancia por medio de submarinos procedentes de las bases del Atlántico oriental y de las Indias occidentales (Brest, Dakar, Casablanca, Safi y Fort de France).

Sector de Dakar:
La 6ª División (de creación reciente), formada por 14 submarinos y 4 cazatorpederos, además del crucero Primauguet.

Langsdorff consideraba que su objetivo principal era actuar durante el mayor tiempo posible contra los barcos mercantes, pero, teniendo en cuenta las numerosas unidades que al parecer iban a perseguirle, y que los mandos superiores le prohibían arriesgar su unidad en un encuentro naval, pensaba que muy poco podía hacer. Por lo tanto, hoy podemos deducir hasta qué punto influyó en las decisiones del comandante la órden de evitar situaciones que requiriesen el "pleno empleo" de la capacidad de su buque.
Tras el hundimiento del Clement, Langsdorff supuso que el tráfico por el Cabo de Buena Esperanza se intensificaría, hipótesis que se confirmó al descubrir que el Huntsman, estando ya cerca del canal de Suez, recibió la órden de cambiar el rumbo y pasar por el Cabo. Por consiguiente, Langsdorff decidió concentrar su actividad en torno al cabo de Buena Esperanza y trasladarse inmediatamente al este de Durban cuando se viese obligado a ello.

Confianza en Langsdorff

La concordacia de estas decisiones adoptadas por Langsdorff con las órdenes de le Sección Operaciones del Estado Mayor se deduce de la lectura de una frase del Diario de operaciones de dicha Sección del día 21 de octubre, en la que se decía que el Graff Spee debía abandonar su sector operativo en el Atlántico tan pronto como las fuerzas enemigas le imposibilitaran cualquier actividad contra las unidades mercantes.

El 22 de octubre, mientras se dirigía al cabo de Buena Esperanza, el comandante Langsdorff trató de precisar con exactitud las nuevas rutas comerciales, de cuya existencia estaba informado por lo que había hallado a bordo de los buques Huntsman y Ashlea. El hidroavión localizó un buque a las 8, y en cuanto el aparato regresó a bordo, el Graff Spee puso proa hacia su nueva víctima. A las 14.30 ordenó al barco mercante que parase las máquinas, pero el radiotelegrafista, con admirable valor, hizo caso omiso del fuego de las ametralladoras alemanas y consiguió trasmitir una señal de alarma. Pero, debido a su natural nerviosismo, indicó la posición de modo tan confuso que resultó incomprensible para quienes captaron el mensaje. Se trataba de la motonave Trevanion, a la que Langsdorff hundió antes de alejarse de la zona.

Este episodio tuvo una consecuencia un tanto extraña. Durante la mañana del 23 de octubre, se captaron en el Graff Spee mensajes del Jefe Superior de la Marina Inglesa, de la base de Somonstown, pidiendo a todos los barcos que hubiesen recogido la misteriosa llamada de emergencia, trasmitida a las 14.30 del día anterior, que retrasmitieran inmediatamente el texto de dicha llamada. Respondieron 2 buques, que situaron la misteriosa unidad en dos posiciones distintas, ninguna de las cuales era la verdadera. Pero se dio la casualidad de que una de tales posiciones coincidía precisamente con la que ocupaba el Graff Spee en aquel momento. Por lo tanto, Langsdorff se vio obligado a poner rumbo al oeste a toda máquina.

Este apresurado cambio de rumbo fue muy oportuno, porque el Comandante inglés del sector operativo del Atlántico meridional organizó inmediatamente a sus fuerzas - entre los que se encontraban un portaaviones y los acorazados Renown y el francés Strasbourg - para enfrentarse al enemigo. Ambos acorazados podrían haber hundido al Graff Spee disparando desde distancias situadas fuera del alcance de los cañones del buque alemán.

Poco antes del mediodía del 24 de octubre se observaron dos unidades a gran distancia; pero como se alejaron sin que al parecer emitieran ninguna señal de radio, Langsdorff decidió no seguirlas, decisión, que según se supo más tarde, fue muy razonable. A mediodía los radiotelegrafistas captaron una llamada de Simonstown en la que se anunciaba que se había localizado un submarino alemán, del que se daba la posición del Graff Spee; probablemente el error se debía al hecho de que el vigía de uno de los dos buques, al ver en la línea del horizonte tan sólo la parte terminal de la torreta del acorazado, lo confundió con un submarino parcialmente sumergido y mucho más próximo a lo que estaba en realidad. Esta confusión resultó muy útil para Langsdorff, ya que la presunta localización de aquel submarino supondría que las poderosas unidades que le estaban dando caza en aquel sector tuvieran que actuar con más cautela.

En el Océano Indico

El 28 de octubre, el Graff Spee se encontró nuevamente con el Altmark en el lugar convenido; a mediodía, Langsdorff informó a sus oficiales que había decidido eludir a las fuerzas enemigas, efectuando una acción de diversión y trasladando luego su sector de operaciones al océano Indico.

En aquel momento, en el Atlántico tenía frente a él a las Fuerzas G, H y K y a través de lo que se captaba por radio deducía que, a raíz del hundimiento del Trevanion, el enemigo se mostraba muy activo. Por consiguiente, Langsdorff pensó que el hecho que se produjera cualquier alarma en la zona situada al sur de Madagascar crearía de nuevo la confusión, llamando la atención del enemigo hacia aquel sector.

El 29 de octubre el Graff Spee inició la singladura hacia el Este. El 3 de noviembre, a las 4 horas, doblaba el cabo de Buena Esperanza, manteniéndose bastante distanciado del radio de reconocimiento aéreo del enemigo. Pero las condiciones atmosféricas habían empeorado mucho, y si bien esperaba alcanzar al día siguiente las rutas de Australia meridional a Ciudad del Cabo, Langsdorff comprendió que, aún en caso de localizar cualquier presa, el mal estado del mar le impediría apoderarse de ella.

El 8 de noviembre pudo reanudar sus actividades, pero también las condiciones del mar le impidieron utilizar el hidroavión de reconocimiento. Transcurrieron más días sin resultados positivos, y en consecuencia el Graff Spee varió su rumbo para dirigirse hacia el Norte hacia las rutas comerciales de la India, que pasaban cerca de Madagascar. Entonces decidió Langsdorff que era preciso correr "riesgos mucho mayores" si quería obtener resultados buenos; consideró pues, la posibilidad de dirigirse al norte del canal de Mozambique y atacar la línea costera sudafricana.

El Graff Spee alcanzó la zona situada al nordeste de Lourenço Márques a primeras horas de la mañana del 14 de noviembre. Las exploraciones realizadas durante el día resultaron también infructuosas, pero por la noche se localizó al pequeño buque costero holandés Holland; no obstante, como las condiciones meteorológicas tampoco le habían permitido aproximarse con garantía de éxito, Langsdorff lo dejó escapar. Poco después de las 12 del día siguiente se localizó y abordó otra unidad, el buque-cisterna inglés Africa Shell. Fue hundido con potentes cargas explosivas, y a la tripulación se le permitió desembarcar a unas 7 millas de distancia, pero el capitán quedó prisionero en el buque corsario. Antes de que estallaran las cargas explosivas se avistó otro buque; se trataba del buque japonés Tihuku Maru, al que no se aproximó el acorazado de bolsillo. Después de esta acción, y ante el temor de ser localizado, el Graff Spee se alejó, dirigiéndose hacia el Nordeste.

La incursión en el Indico no estaba resultando tan provechosa como la efectuada en el Atlántico. El 15 de noviembre, Langsdorff, en un radiomensaje, informó a la Sección de Operaciones de los resultados conseguidos, así como de su intención de encontrarse con el Altmark para llevar a cabo una reparación en las máquinas.

En otro radiomensaje atribuyó a la orden que se le había dado, respecto a no exponer su buque, el escaso resultado obtenido. Naturalmente, no podía justificar su propio punto de vista basándose en la experiencia directa, pero estaba deseando demostrar que era imposible conseguir los resultados que le pedía el Estado Mayor de la Marina - un golpe espectacular que tomase por sorpresa al enemigo - sin que el acorazado corriese ningún riesgo.

Una vez más, como había hecho cuando estaba en el Atlántico, el comandante Langsdorff pidió a la sección operativa que atenuara esa restricción, si era posible.

Al día siguiente, 16 de noviembre, un nuevo desencanto puso de relieve lo insostenible de la situación. El único barco que pudieron detener fue el mercante holandés Mapia; puesto que no había duda alguna respecto a la autenticidad de los documentos de a bordo y el capitán se comportó correctamente, Langsdorff no tuvo otra alternativa que dejar que el buque prosiguiera su ruta sin proceder a más pesquisas.

Por la tarde el número de radiomensajes enviados por el jefe superior de la Marina inglesa de la base de Durban aumentó considerablemente; en los mensajes se hablaba de la presencia en la zona de un corsario alemán. Se avisó a los mercantes y éstos cambiaron de rumbo. Langsdorff llegó a la conclusión de que se había logrado el objetivo que le llevara al océano Indico, pero lamentaba que su esfuerzo hubiera tenido como premio resultados tan molestos. No obstante, esperaba haber creado una situación de alarma en aquel océano.

De nuevo en el Atlántico

Una vez conseguida su finalidad en el Indico, Langsdorff puso proa al Atlántico, al que llegó en el momento apropiado. Puesto que después del hundimiento del Trevanion nada había vuelto a ocurrir, el Almirantazgo inglés había llegado a la conclusión de que el corsario ya no actuaba en aquel sector.

El hundimiento del Africa Shell confirmó luego la presencia del Graff Spee en el Indico, al cual se enviaron las fuerzas H y K, con la órden de interceptarlo. Entre el 27 de noviembre y el 2 de diciembre las dos escuadras inglesas pasaron por el cabo de Buena Esperanza; pero en aquel momento el Graff Spee se había reunido ya con su buque de apoyo en el Atlántico meridional.

Los sucesivos planes de acción del Graff Spee se deducen de una declaración que hizo Langsdorff a sus oficiales el 24 de noviembre, en el curso de una reunión, en la cual les expuso la necesidad de volver a Alemania para someter a las máquinas a una revisión completa, pues, pese a los repetidos trabajos de reparaciones, no se podía confiar ya en el funcionamiento regular de las mismas.

En consecuencia, las actividades contra los barcos mercantes estaban llegando a su fin, por lo que el comandante se hizo esta reflexión: "La posibilidad de que el buque resulte averiado, ya no reviste ahora la misma importancia. Si el Graff Spee entra en el radio de acción de un barco de guerra de escolta de un convoy, su artillería de grueso calibre causaría tales daños a cualquier buque enemigo (excepto el Renown) que lo dejaría inútil como escolta". Langsdorff pensó también que si el Graff Spee debía abandonar el Atlántico meridional, antes de que otro corsario ocupase su lugar era necesario conseguir algún resultado importante. Por consiguiente, decidió proseguir su actuación contra las unidades mercantes en la misma zona donde localizara al Trevanion; después pondría proa al Oeste con objeto de actuar, si las máquinas se lo permitían, contra el tráfico comercial en la ruta del Río de la Plata.

La odisea del hidroavión

El 2 de diciembre, el hidro del Graff Spee abandonó el buque con rumbo de reconocimiento. Poco después el vigía de la cofa de trinquete divisó una columna de humo hacia el Norte. El Graff Spee se dirigió hacia aquel punto y consiguió interceptar un mercante que trataba de alejarse a toda máquina. Un disparo preciso, que atravesó la proa de parte a parte, y una señal de "stop" enviada mediante el reflector, obligaron al buque a detenerse; no obstante, a pesar de la orden en contra que se les dio, los telegrafistas continuaron trasmitiendo señales por radio. El buque, el Doric Star, transportaba lana, cereales y carne congelada, y fue hundido poco después. La operación hubo de realizarse a toda prisa, ya que numerosas estaciones habían captado las señales de socorro del buque mercante. La situación se complicaba por el hecho de que no había sido posible comunicar a los tripulantes del hidro el rumbo seguido por el navío, dada la rapidez con que se acercó a la nueva presa.

El piloto del avión trató en vano de localizar el acorazado y, por fin, decidió amarar. Como el buque no estaba allí para amparar la maniobra del hidro, y además estaba el mar muy agitado, el aparato chocó contra la superficie del agua de un modo tan violento que se abrió una grieta en el flotador izquierdo. Al principio, el avión resistió bien el embate de las olas, pero cuando el flotador averiado fue llenándose de agua, el hidro empezó a escorar, hasta que el ala izquierda acabó por sumergirse en el mar. El transmisor de emergencia funcionaba todavía, y los tripulantes del avión consiguieron indicar su posición y describir la situación en que se hallaban, que era cada vez más crítica. Empezaba a anochecer, y los aviadores, desesperados, lanzaron una bengala blanca que fue vista por el Graff Spee, el cual consiguió llegar junto al hidro con el tiempo justo para salvar a sus ocupantes y recuperar el aparato.

Langsdorff cambió la ruta aquella misma noche, poniendo proa al Sudoeste, hacia América del Sur. Al amanecer avistaron un buque a unas 12 millas de distancia, que fue hundido luego de poner a la tripulación a salvo.

El acorazado se dirigió después al punto señalada para el encuentro con el Altmark, donde llegó a mediodía del 6 de diciembre.

Los dos buques alemanes se encontraban en medio del Atlántico meridional, en un punto muy distante de las rutas de navegación normales; pero una vez concluído el aprovisionamiento, el Graff Spee y el Altmark se dirigieron hacia el Oeste. A las 22.42, sonó de improviso la alarma: se había localizado a un buque con las luces de navegación apagadas, al cual se identificó como un mercante.

A las 23.00 se perdió de vista al buque y, puesto que no se había captado ninguna señal de radio, Langsdorff pensó que el barco misterioso no había descubierto al Graff Spee, o que lo había confundido con una unidad inglesa.

No obstante, como medida preventiva, ordenó un brusco cambio de rumbo. A la mañana siguiente, tras comprobar que el buque de la noche anterior, no permanecía en la zona para revelar la posición del acorazado, el Graff Spee se reunió nuevamente con el Altmark.

El último éxito

El 7 de diciembre, a las 18.43, el Graff Spee detuvo al mercante inglés Streonshalh y lo hundió, luego de transbordar a su tripulación. El capitán del barco inglés no se dio cuenta hasta el último momento de que el barco que se aproximaba era alemán, pero aún así consiguió arrojar al mar, en dos sacos, los documentos secretos de que disponía; afortunadamente los hombres de Langsdorff consiguieron apoderarse de uno de ellos antes de que se sumergiera.

Los documentos que contenía el saco proporcionaron al comandante alemán una valiosa información respecto a los puntos de reunión de los mercantes ingleses en la zona del Río de la Plata. Convencido de que obtendría grandes éxitos en el área de la bahía de Santos, puso proa inmediatamente hacia el punto de reunión mencionado en los documentos, acelerando de este modo su propio fin. El Graff Spee se situó al acecho en las rutas comerciales que se dirigían al Río de la Plata, navegando en amplios zigzag, pero no divisó ni un barco enemigo. Fue entonces cuando un mensaje de la sección de Operaciones suscitó gran expectación a bordo de la unidad alemana, ya que en él se afirmaba que estaba a punto de salir de Montevideo un convoy inglés, de unas 30.000 toneladas en total, constituido por 4 mercantes y escoltado por un crucero auxiliar.

Durante la noche del 12 al 13 de diciembre el Graff Spee exploró la zona. Como la exploración resultó infructuosa, Langsdorff pensó dirigirse a la mañana siguiente hacia la bahía de Lagos. Por lo tanto, de madrugada puso proa hacia el Este, con el propósito de virar luego, a las 6, hacia el Oeste; pero a las 5.30 el vigía divisó la parte terminal de dos mástiles.

Cuando el corsario cambió de rumbo para dirigirse hacia aquellos buques, el oficial de derrota recordó al comandante la orden de la Sección Operativa de que debía evitar cualquier encuentro con buques de guerra enemigos; pero Langsdorff, considerando que se trataba de un barco del convoy mencionado en el mensaje, repuso que tenían ocasión de efectuar "un excelente ejercicio de tiro " disparando contra la unidad de escolta.

Pero sus esperanzas se vinieron abajo muy pronto. Cuando los dos buques se vieron recíprocamente, la unidad inglesa resultó ser el crucero Exeter, tras el que navegaban otros dos del tipo Achilles. Langsdorff comprendió que resultaría imposible intentar burlar a tres cruceros a la vez y que el enfrentamiento era inevitable. En consecuencia, decidió romper el fuego inmediatamente sobre el Exeter, para no dar tiempo a que sus enemigos pusieran las máquinas a pleno régimen. Eran las 6.17

Había comenzado la Batalla del Río de la Plata.

(*) CAPITAN DE NAVIO BIDLINGMAIER
Participó en los preparativos de la operación "León Marino" (la proyectada invasión a Inglaterra); fue oficial de derrota a bordo del acorazado Tirpitz, y mandó luego diversas flotillas de dragaminas. Después de la guerra ejerció la enseñanza por espacio de unos años; pero en 1956 volvió a prestar servicio en la Marina. Desde 1962 hasta su muerte (1980) fue Jefe de la Sección de Historia de la Marina y de la Guerra Naval del Instituto de Investigaciones Militares de Friburgo (Baden-Württemberg).

Alvaro Kröger

alflokh@netgate.com.uy

Fin de la primera parte

Diciembre de 2004

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